martes, 31 de xullo de 2012

Llegó Gallardón y mandó parar

por Rafael Reig

A mí la actuación de Gallardón me parece formidable. Ya era hora. Hacía falta alguien como él.

Hasta ahora votar al PP salía gratis total. En cambio, los que votaban al PSOE pagaban el precio (justo) de haber votado a un partido de derechas: reforma del mercado laboral, corrupción por todos lados, grandilocuencia patriótica, crímenes de Estado, malos tratos a los inmigrantes, procesiones del Corpus, desfiles militares, genuflexiones fiscales ante la Iglesia, cultura dirigida, carantoñas a Botin, en fin, la mayor desvergüenza y la más obtusa y testaruda defensa de los privilegios de los de arriba.

Los votantes del PSOE iban por ahí con la cabeza gacha y defendiendo lo indefendible, desde el GAL a los brotes verdes, desde Boyer a Bono,desde Felipe en el Azor a Bermejo de montería y las “miembras” (o como se diga) del Gobierno posando en Vogue.

Cada día traía su afán y su sapo en el plato del votante del PSOE , esa alma en pena que se agarraba a un clavo ardiendo para negar lo evidente: que había votado a la derecha.

Qué agradecimiento, qué alivio sentían esas desventuradas criaturas cuando aparecía un clavo ardiendo al que agarrarse, una guerra en Iraq o un Camps en Valencia, algo que les permitiera decir, como a los fariseos: mirad, ésa sí que es la derecha, nosotros en cambio somos buenos de verdad y además con talante.

El votante del PSOE era víctima de escarnio público (no sin razón) y sufría toda suerte de burlas malévolas y cuchufletas. A los que obtenían el ansiado cargo o subvención,se les amargaba el dulce porque el precio era demasiado alto, un sin vivir.

Sin embargo, ¡que fácil era hasta ahora votar al PP! ¡Qué elástico!¡Si salía casi gratis! ¡Sin complejos! Sin avergonzarse. Sin comulgar con las ruedas de molino que el PSOE les imponía a sus votantes día sí y día no.

Desde que metieron en el altillo del armario a Fraga, los del PP entraron en la internáutica cultura del todo gratis. Podías votar al PP y casarte con alguien de tu mismo sexo… ¡y el propio Gallardón de otros tiempos te felicitaba! Podías votar al PP y te dejaban tener amigos negros y hasta gitanos. Podías votar al PP y considerarte un libertino, un devoto de Azaña, un ateo o hasta un intelectual independiente. Valía todo, sin complejos y gratis total.

Así estábamos hasta que llegó Gallardón y mandó parar.

Un aplauso para él, que ha puesto las cosas en su sitio.

Lo que nos viene a decir Gallardón es: vota al PP, pero atente a las consecuencias. ¿Aborto? En Londres, como siempre, si te lo puedes pagar. ¿Justicia? No fastidies, volvamos a conceptos más básicos, casi rupestres: los malos se pudren en una mazmorra y punto. ¿Derecho de defensa? Sólo si puedes costearte tu mismo los recursos ante una sentencia.

Los votantes del PSOE han pagado siempre el precio de votar a la derecha y se han comido todos los sapos, a menudo sin tiempo para masticarlos. Los votantes del PP se quedaban tan panchos y hasta citaban a Popper o a Miguel Hernández..¡La ley del mínimo esfuerzo!

En realidad, los votantes del PP han vivido muy por encima de sus posibilidades, como si votaran a un partido liberal, simpático, culto, laico y moderno. Ya era hora de que les pasaran la factura. ¿Votas al PP? Pues entonces ¿por qué no estás en misa los domingos? ¿Qué te habías creído, que esto era gratis?

Quizá Gallardón consiga que por fin estalle la burbuja.

Quizá tenga ante sí un gran futuro y una enorme responsabilidad sobre sus hombros: él podría ser el héroe que lograra la reunificación de la derecha española, ese gran PP-PSOE que reconquiste la patria. El Mesías que está esperando la derecha para hablar alto y claro con una sola voz. La Casa Común de la Derecha, esa mayoría natural que buscaba Fraga, donde ni Felipe González ni José María Aznar se sentirán incómodos, codo con codo, leyendo a Azaña y defendiendo juntos el derecho a ser millonario, como decía aquel ministro del PSOE, el que presumía de que España era el país de Europa donde más fácil era hacerse millonario.

¿Y la izquierda? Pues la izquierda volverá a ocupar su sitio. El partido del rencor, la anti-España, esos insensatos que defienden una sociedad sin clases.

El feijoniano

ANTÓN LOSADA 


Hay que tener mucho miedo a perder para intentar ganar en los despachos la ventaja


Probablemente recuerden “El Virginiano”, aquella clásica serie de cuando la televisión era de verdad. No como ahora. En ella, un cowboy de oscuro pasado luchaba por mantener la paz en el rancho contra toda suerte de acechanzas ayudado por “Trampas”, su fiel aunque algo alocado colega.
Con su propuesta de “rapa parlamentaria”, La Democracia Feijoniana parece un remake de un episodio de aquel serial de vaqueros en aquel oeste donde regía la ley del más fuerte y todo valía. El rancho sería la Xunta, Feijóo es “el Feijoniano” trampeando por conservarlo y el conselleiro Rueda encarnaría a “Trampas” y sus locos ardides. En la versión de este Far West galaico, “el Feijoniano” y “Trampas” se pasan el día liándola para ir tirando con sus trucos hasta las elecciones mientras la vida y la realidad pasan.
Si les parecían exagerados los pronósticos que algunos efectuábamos sobre la probabilidad de una derrota electoral de Feijóo, ahí tienen la prueba de que en el Partido Popular también lo creen. Hay que tener mucho miedo a perder para intentar ganar en los despachos la ventaja que debería obtenerse en el campo, especialmente cuando el partido ni ha comenzado todavía.
Imagínese que usted va a jugar una final y el otro equipo se arroga el derecho a cambiar en solitario las reglas y dictar otras nuevas a su favor. Eso es exactamente lo que pretende La Democracia Feijoniana. Busquen en los sistemas políticos comparados. No existe un solo precedente de norma electoral impuesta con los votos de un único grupo. No hay un solo antecedente en democracia. En otro tipo de regímenes, les sobrará donde escoger.

A la espera de comprobar si vamos a una competencia electoral manipulada, debemos concederle a “El Feijoniano” y “Trampas” el éxito de su maniobra de distracción. Misión cumplida con la ayuda de unos medios plagados de periodistas justicieros e indignados, siempre listos para repetir con la derecha que todos son iguales y qué más da. En la semana de los recortes, la prima, el paro o los peajes de las autopistas, en Galicia, nuestro gobierno se ocupa de enredar en el acuciante problema del Parlamento. Un asunto capital que seguro no deja dormir a los miles de jóvenes gallegos que no encuentran trabajo, a los padres y madres que ven cómo buscan en vano mientras el suyo está amenazado o a los dependientes que constatan que no llegará la ayuda prometida.
Ya les avisamos que iba a ser una campaña electoral muy sucia. Este amago de tocomocho parlamentario lo prueba. Dentro de poco, recordaremos con nostalgia el lodazal organizado por “el Feijoniano” y Trampas en 2009 solo para ganar unas miserables elecciones; entonces éramos todos jóvenes e ingenuos. En su constante exploración de los límites de la decencia y la virtud, la Democracia Feijoniana no ha tenido reparo en invocar a parados, niños en galiñaescolas o ancianos en centros de día para justificar un cambio de reglas pensado exclusivamente en beneficio propio. La misma táctica que los directivos de las cajas con las preferentes, o los defraudadores con la amnistía fiscal: la crisis como coartada para sacar tajada.
Si tanta urgencia tiene ese millón de euros que se pretende ahorrar recortando en democracia, en estos mismos días, la Consellería de Industria despilfarra lo mismo en publicidad para que veamos el futuro con más optimismo. Así de fácil resulta economizar. Seguro que se aprovecha bastante más, y sin mermar la representatividad, ajustando los sueldos y gastos de sus señorías.
Si el presidente Feijóo recupera el buen juicio y deja de jugar frívolamente con las reglas de la democracia, a lo mejor hasta recuerda que las elecciones se ganan gobernando. Si se presenta ante los gallegos y las gallegas con el único balance de la austeridad, sin nada más que ofrecer, ninguna trampa o regla de votación tuneada le salvará. No debería desatender un principio universal de la ciencia política. Cuando uno convoca las elecciones forzando los límites para ganarlas, inevitablemente acaba perdido o perdiendo. En el antiguo Oeste se embreaba con plumas y alquitrán a los tahúres. Hoy en día, preferimos usar el voto. Es más limpio.

luns, 23 de xullo de 2012

Humor






Hay que echarlos al mar

por Manolo Saco
Cerca del 60% de los españoles nació ya en democracia. Para todos ellos, la dictadura franquista, la transición tramposa, la componenda de la restauración de la corona de los Borbones, o el soterrado ruido de sables bajo el que se redactó la Constitución son batallitas del abuelo cebolleta. La democracia existe para ellos como existe el aire que respiramos: creen que es natural, que sin él, sin ella, no podríamos vivir. Pero ahora están aprendiendo en sus carnes que la democracia, al igual que el aire, te la pueden contaminar, y que fuerzas oscuras y poderosas amenazan con degradar su calidad hasta dejarte sin respiración o sin libertad.

Todavía hoy hay que explicarles que la democracia no cayó sobre nuestras cabezas de manera inevitable, como la lluvia, sino que una generación de españoles se batió el cobre por ellos y su futuro en las fábricas, en la universidad, en la calle, contra una brutal policía represora, uniformada de gris y correaje, a la que distinguíamos del caballo que montaban por la mirada dulce del caballo. 
Tan natural es que los hijos de los represores, sentados hoy en su mayoría en los escaños del PP en el Congreso, se declaran entusiastas defensores de los derechos democráticos, como si su fundador no hubiese pertenecido jamás al aparato criminal que sustentó la dictadura, como si su presidente de honor, el hombrecillo insufrible que susurra a Rajoy desde FAES el camino tortuoso de nuestra salvación, no hubiese sido un joven falangista cuyo ideario político habría de sonrojar al mismo Fraga Iribarne, que dios tenga en su gloria, es decir, en ninguna parte.
Cuando ya no había que pegarse con la policía para ejercer los derechos ciudadanos, los herederos sociológicos del régimen comprobaron que las manifestaciones, además de un lugar divino de la muerte donde conocer gente y lucir los últimos modelos de Rolex y abrigos de visón, eran útiles para protestar por el ataque malvado de los socialistas a sus privilegios y sus creencias disparatadas. Montaban sus botellones espirituales en la madrileña plaza de Colón, bendecidos por la obispalía montaraz, y se ganaban de paso el cielo llamando a Zapatero asesino hijoputa, jaculatoria que, repetida tres veces, aseguraba la obtención de indulgencia plenaria.
Con semejante entrenamiento, los votantes de esa derecha, a los que ni se les pasaba por la cabeza que un Gobierno “de los suyos” se atrevería algún día a tocarles el IVA, la nómina, la pensión, las prestaciones sanitarias y hasta las mismísimas pelotas, recordaron de pronto que las manifestaciones sirven para intentar influir en el Congreso de los Diputados, incluso en el ánimo de aquellos a los que, engañados por falsas promesas, auparon al poder con sus votos desgraciados, por mucho que blinden con vallas tan magnífico recinto para dormir la siesta, en un vano intento de que no retumbe dentro la voz de la calle.

Rajoy les tocó lo más sensible de su ideario vital, moral y político: las pelas, la cartilla, los moscosos, la paga extraordinaria de la natividad de su dios. Y de pronto este Gobierno logró así un récord en nuestra historia democrática: cabrear a propios y extraños, a amigos y enemigos, y juntarlos a todos en las macromanifestaciones de la semana pasada, millones de personas en total, “miles” según el nuevo NODO de la nueva TVE, gritando todos a una: ¡dimisión!
Juro por ese dios que no existe que jamás había estado en manifestación tan extravagante, por insólita, con tanta gente de la derecha de toda la vida a mi lado, codo con codo, coreando el lema colectivo puesto de moda por uno de los suyos, por su grosería la señora Fabra: ¡que se jodan! Me resultó tan raro, una compañía tan extraña a mí, que ni siquiera me atreví a gritar que se jodiesen, por no molestar, mireusté. No vaya a ser que a la próxima mani ya no vengan.
Los mismos que no hace muchos años salían a la calle contra el Estatuto de Cataluña, el aborto, el matrimonio homosexual y los recortes de Zapatero, pedían ahora a mi lado la dimisión de Rajoy. El mundo se acaba, definitivamente. Cierto es que se les notaba poca destreza manifestante, quizá cierta timidez, como si estuviesen cometiendo un pecado venial contra su clase, como si temiesen ser vistos por los agentes secretos de Benedicto XVI infiltrados en las marchas, y hasta me dio un puntito de miedo verles tan irritados, porque os recuerdo que la derecha, cuando alcanza la masa crítica de cabreo, fusila. No se anda con coñas de juicios. Y creo que no es para tanto, no hay que hacerle al Gobierno juicios sumarísimos como solían sus mayores: ¡basta simplemente con empujarles hasta el mar!
El malgobierno de Rajoy sigue esgrimiendo que gobierna con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos, cuando en realidad solo le votó el 30,27% (a ver, repito: el 30,27%) de los españoles con derecho a voto, descontada la abstención. Es decir, ¡prácticamente el 70% de los españoles no le votó! Y además, considerando que buena parte de sus votantes, a juzgar por el pelaje de los manifestantes de la semana pasada, se siente engañado por un programa oculto al que de ninguna manera hubiesen dado su consentimiento, de saberlo de antemano, resulta que el PP estaría gobernando en estos momentos contra el parecer de, quizá, el 90% de sus conciudadanos, como cuando Aznar nos metió en la guerra de Irak.
Pero, cuidado, el Gobierno del PP que se ha revelado como un fraude democrático, un Gobierno legal pero ilegítimo, ya que no puede acallar el clamor que proviene incluso de los suyos, se apresta a matar al mensajero. Ha puesto sus patas en prácticamente todos los medios de comunicación masivos, pero siente que la calle y las redes sociales de comunicación se le escapan de las manos. Si las ideas siempre resultaron ser más fuertes que los fusiles, ahora se revelan como bombas atómicas por la reacción en cadena que se propaga a través de los smartphones. Pronto tendremos a la policía cacheándonos, no en busca de una navaja o un cóctel molotov, sino de un teléfono móvil con la mecha de twitter encendida.
La economía se les va de las manos, el país está a punto de ser intervenido, los suyos le dan la espalda porque han descubierto el trampantojo con que disimulaban su ineficacia, pero al Gobierno solo le preocupa que todo ello llegue a saberse. El Ministerio de Interior está diseñando un cambio de legislación para que la difusión a través de Internet de las convocatorias de manifestación que no hayan obtenido permiso administrativo previo sean consideradas “delito de integración en organización criminal” cuando acaben siendo “violentas” o alterando “gravemente el orden público”. Varios años de cárcel, en suma. Esencia pura de fascismo.
El Gobierno que más ha hecho por alterar el orden público, el pirómano que enciende un fuego cada vez que un ministro abre la boca, conoce bien cómo solucionan esto los regímenes dictatoriales: criminalizando las redes sociales que no pueden dominar ni acallar.
Así que, démonos prisa, echémoslos al mar antes de que publiquen el decreto. Y, a ser posible, antes de que aprendan a nadar.
Rajoy novo look

domingo, 22 de xullo de 2012

Carta a Gallardón

por Merche Negro

Usted no se lo va a creer, señor ministro. Pero yo me quedé embarazada con 25 años a miles de kilómetros de distancia. Con una mano delante y otra detrás. Y decidí tener a mi hija.

Ahora, diez años después, sé que es lo mejor que hice en mi vida. Soy tan pesada con las maravillas de las que soy testigo cada día que hasta he hecho un hashtag (#mipreciosahija) con el que lleno mi twitter a la menor cosa que le escucho, o que hace, o que me cuenta.

Por lo tanto, y aunque no fuera estrictamente necesario porque no hay que parir para opinar –el raciocinio no es como lo de comer huevos–, tengo razones más que suficientes para dirigirme a usted en esta materia, y con todo mi instinto maternal como equipación extra. Y me voy a explicar con todas las palabras que sean necesarias, despacito y sin subordinadas para que pueda usted seguir bien el ritmo.

La Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que es sobre la que usted está presentando ahora un anteproyecto, establece en su artículo 13 que en cualquiera de los supuestos, “se realice con el consentimiento expreso y por escrito de la mujer embarazada o, en su caso, del representante legal, de conformidad con lo establecido en la Ley 41/2002″.

Y si nos vamos a lo concreto, por ejemplo al caso de la interrupción libre dentro de las primeras 14 semanas de gestación, el marco de actuación dentro de la legalidad se especifica más aún, siendo necesario a) que se haya informado a la mujer embarazada sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad, y b) que haya transcurrido un plazo de al menos tres días, desde la información mencionada en el párrafo anterior y la realización de la intervención.

Lo que le quiero decir, señor ministro, es que la vigente es una ley de libertades, no de obligaciones. Una mujer, frente a un embarazo no deseado o –déjeme que imagine– incluso deseado pero insostenible en una situación económica o social insuficiente para la crianza de un hijo, tiene en este texto la garantía de que las instituciones le ayudarán a afrontar la situación, asistirle en información, pero también con recursos si decide que no puede seguir adelante. Y algo importante: todo esto sin ser señalada como criminal.

Desgraciada, zorra, puta, malnacida, asesina… puedo seguir, si necesita más ejemplos. Estas son las palabras que hace años, no tantos, tenían que aguantar las mujeres que defendían la libertad (de nuevo) de elegir de acuerdo a unos términos cuándo y cómo ser madre. Porque esto es lo que un Ministerio de Justicia tiene como labor fundamental de cara a sus ciudadanos: asegurar que todos somos iguales en obligaciones, pero también en derechos.



Usted ahora nos viene con que la “malformación de un feto no será un supuesto de aborto” en el texto que está a punto de presentar, que será aprobado verbigracia con la mayoría absoluta de la que disfruta su grupo parlamentario: “Hay que dar el mismo nivel de protección a un concebido sin ningún tipo de minusvalía o malformación, que a aquel del que se constate que carece de algunas de las capacidades del resto de concebidos”. Sobre esto, van dos consideraciones:

1. Proteger al concebido como le llama usted es algo que, por descontado, un Gobierno ha de llevar a cabo. De la misma manera que también al “concibiente” y permítame aquí la analogía contractual. No tenga usted la desvergüenza de asimilar las posibilidades de toda madre que conciba en España sin tener en cuenta su nivel social y económico. Y he dicho social también, que no todo es dinero –también educación PÚBLICA con programas de prevención, y acceso a ayudas y protección social PÚBLICAS–.

Hágame un favor y revise el estado de su móvil: quizá como su colega Montoro en el caso del rescate de Valencia, no le funciona su plan de datos y no le ha llegado el email o whatsapp correspondiente en el que Ana Mato le informa de que la Ley de Dependencia ha saltado por los aires en la última oleada de recortes.

Esta ley garantizaba lo siguiente (o lo intentaba luchando una por una con las autonomías que, señor ministro, gobernadas por su partido, ponían todas las trabas posibles a la aplicación de una ley aprobada y publicada, qué cosas): se financiarán “los servicios que necesitan las personas dependientes, bien por sufrir una enfermedad o accidente invalidante o al llegar a la vejez. La dependencia personal es la incapacidad funcional para el desarrollo de actividades de la vida diaria y por requerir ayuda para su realización”.

Ahora improvise alguna frase que me convenza de que estos niños con malformaciones tendrán una vida digna, y también sus madres y familias. Si el Gobierno del que usted forma parte no se hará cargo, ¿nos derivará a la caridad de la Iglesia católica, esta que no se ha pronunciado aún sobre el deterioro sistemático y sin vuelta atrás del Estado de bienestar y la igualdad entre los individuos que está llevando a cabo su Gobierno desde Moncloa?

2. No concreta de qué tipo de protección estamos hablando en los embarazos con malformaciones y que desarrollará en la ley. Se ha dicho varias veces que su anteproyecto se asimilará a la Ley 9/1985 que articulaba la interrupción del embarazo en nuestro país antes del 2010.

En ella, el tercer supuesto regulado hablaba de ”malformaciones o taras, físicas o psíquicas, en el feto (supuesto eugenésico)”, y el plazo legal para llevar a cabo estos abortos cubría hasta la semana 22 de gestación. ¿Qué es lo que nos está queriendo decir hoy, señor ministro? ¿Que va a retroceder jurídicamente aún más en el tiempo? Déjeme decirle que, más allá de lo reaccionario y amarillento de este supuesto si es que es así, los datos de finales de los 70 previos a la regulación del 85 son demoledores: según datos del Tribunal Supremo, en 1976 se llevaron a cabo 300.000 abortos clandestinos, con resultado de muerte de 3.000 mujeres.

3.000 mujeres en un año. Se lo puedo escribir tantas veces como quiera. Es una cifra que duplica, por ejemplo, los muertos por accidente de tráfico en 2011.

Además de posicionarse de una forma tan mezquina de cara a la sociedad que juró usted proteger delante de la Constitución, la Biblia y el rey –yo solo legitimo una de las tres para esto, y es más que suficiente–, es una desfachatez por su parte que hable de que la ley del 2010 es ”éticamente inconcebible”.




Lo inconcebible es que usted se empeñe en tratar a la mujer como un ser deambulante sin capacidad para decidir sobre su cuerpo primero y sobre su forma de vivir su vida después. Y que tergiverse tanto los conceptos: “La maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”.

Esta frase que pronunció usted en marzo en el Congreso de los Diputados será por lo que muchos ciudadanos le recordemos, y fíjese que sus obsesiones faraónicas que hemos tenido que sufrir tantos años en Madrid, y su intentona de ejemplificar al político erudito y sensible a la cultura le han hecho competencia. Nada comparable, desgraciadamente.

Pero déjeme que termine cómo empecé: hablando de mi hija. Usted no tiene ni idea –es que ni se acerca– de las conversaciones que tenemos las mujeres con el espejo cuando descubrimos que estamos embarazadas. No se imaginará nunca cómo visualizamos todas las posibilidades, las prácticas y emocionales, cómo se paraliza nuestra vida anterior intentando colocar esta nueva situación en un futuro a nueve meses en que sí o sí, el peso recaerá en nosotras porque así sigue empeñada nuestra sociedad que sea.

En 2003 a mí se me ocurrió ir al Ayuntamiento de Madrid a pedir asistencia social y salí con una amenaza de la responsable del servicio: “Tendremos que ponerte un investigador para confirmar que no entra ningún otro sueldo en tu casa”. Entonces usted era mi alcalde, y en usted se delegaba este área. La permanente sospecha de ciudadano fraudulento para recortar el gasto viene de lejos, y el votante no lo vio venir, o hizo oídos sordos. Le ahorro la sensación de ofensa que me acompañó bastante tiempo. Ahora es usted mi ministro de Justicia y pretende decirme cuándo, cómo y por qué he de parir, sea lo que sea lo que haga con el crío después.

¿Sabe una cosa? Me encantaría que usted tuviera alguna hija a la que mirar a los ojos y explicarle esto (dé gracias que son cuatro varones). A mí se me ocurren muchas formas de adjetivar lo que está usted haciendo con mis derechos: míos, nuestros. Pero soy una persona elegante y lo dejo aquí.

Quemarse sin encender


Le ha sucedido a Mariano, no alcanzó siquiera a encenderse en el despegar como presidente y rápidamente ha quemado todo aquel capital político que se supuso tenía al momento de ser elegido en base a un programa que nunca cumpliría y a unas afirmaciones sobre su capacidad de respuesta al problema español que hoy la historia reciente ha desmentido a escasos siete meses de ser elegido.

Según M. Rajoy el incapaz era ZP porque no tomaba decisiones rápidas cuando eran necesarias y además consideraba que se desconfiaba de la capacidad de ZP en el exterior cuando haciendo eco de una afirmación de Sarkozy sobre ZP, se apresuró a amplificarlas en unión de sus copartidarios. Todo el periodo en la oposición de MR lo dedicó a mostrar que lo actuado por el anterior gobierno era errado y que la respuesta correcta saldría cuando el y su PP gobernasen. Ocurre que otra vez la realidad supera a la fantasía y las ideas correctas del ideólogo Rajoy, hoy resultan incorrectas o no dan los resultados esperados. En resumen, el cazador cazado.



Así la aureola que el mismo PP impuso a MR se desdibuja y no hay forma de encontrar salidas correctas ante la crisis española y ni Montoro, ni Guindos ni Santamaría atinan una; lo cual muestra que no tienen capacidad para resolver la situa en que España está por culpa de políticas desastrosas -principalmente en CCAA gobernadas por el mismo PP nos llevaron al estado de cosas actuales-. Aquí es preciso recordar como en la comunidad valenciana Camps fue defendido hasta el final a capa y espada por su maravillosa gestión y todo su error se limitó a recibir unos cuantos trajes en dadiva, se nos mostraba a la Generalitat como un ejemplo de desarrollo y buen manejo político y económico, cosa que hoy quedó desvirtuada ante los hallazgos  de olla raspada en dicha comunidad que pide a gritos le rescaten. Igual pregón en Madrid con Esperanza como abanderada de una supuesta bonanza que solo en sus palabras aparecía pero hoy también queda desvirtuada ante la realidad real.

Les metieron el dedo en la boca y lo aceptaron quienes en su momento creyeron en la capacidad política de Rajoy para resolver los problemas de la economía española que al igual que la griega guardaba su tapao. MR en solo siete meses ha permitido casi triplicar la prima de riesgo española, no ha sido capaz de trasmitir confianza a los mercados, no se sabe cual es la real situación del déficit y es preciso que auditores externos vengan a descubrirlo. Pero lo peor de todo es esa exquisita capacidad del presidente para evadirse, para no dar cara y tratar a sus electores con la displicencia de un Cesar que se aleja cada vez mas de la plebe que le eligió.

Así las cosas, España metida en la zona de candela sin saber como salir de ella y con MR sin capacidad de respuestas acertadas, en la incertidumbre total. No sabemos como terminará todo pero lo que sí estamos seguros es que Mariano quemó todo su capital político y ya sin ello es preciso pensar en relevarlo de semejante berenjenal en que se ha metido antes que la tragedia sea aun mayor.

@ikaros50 / 21072012



Quevedo advirte a Montoro…


Xa o advertiu Quevedo fai 400 anos.

Pareceran versos dedicados o Ministro de Facenda, Cristóbal Montoro; ou o de Economía, Luis de Guindos; ou directamente o Presidente Mariano Rajoy.

Os clásicos sempre agochan interesantes ensinanzas.

Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.


Tú, ya, ¡oh ministro!

Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado,
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.

Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.

Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.

Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.



xoves, 19 de xullo de 2012

Quino


Ata-cando!

Por: abc

Ata cándo poderá resistir España recortes e austeridade sen que se produza un estoupido social nas rúas? Quén non se fixo esta pregunta?, despois de pasar o fin de semana facendo cálculos de cómo afrontar a subida de prezos, o recorte de axudas en servizos básicos a partir de setembro, que afectan en tódolos ámbitos da vida: dende coidar a un familiar dependente a pagalos custes da funeraria, un corte de pelo, comprar unhas gafas, ou ir o cine. Algúns gastos son prescindibles, pero outros son de primeira necesidade, a supresión da extra de nadal anticipa uns reis negros, sen carbón, cun consumo baixo mínimos e, o que é peor, sen perspectivas de recuperación no 2013, por moitas rebaixas e comercios abertos ata o amañecer que nos ofrezan, somos clientes en vías de extinción.

Seguimos aumentando o tanto por cento de poboación na soleira da pobreza, mentres mantemos a flote a bancos e súas vivendas especuladas. Mentres tanto, ós altos cargos que non se lles toca o peto. Nutrimos a minorías vividoras que non son necesarias e mentres báixannos os soldos e pídennos 'currar' máis.




Este Goberno, desbordado polos acontecementos e cheo de vontade reformista pretende transformar o Estado nos próximos meses, na liña do que esixen os falcóns europeos, e como o hámster na roda, Rajoy pedalea pero nin avanza nin deixa atrás a crises porque apenas anuncia o derradeiro conxunto de medidas a cumprir coas condiciones para o rescate bancario, aparece o presidente do Bundesbank, e anticipa que todo o feito non evitará que en setembro solicite formalmente un rescate non xa para os bancos, senón para o Estado.

“nos hemos acostumbrado demasiado pronto a lo bueno. Quizás es que pasamos muy rápidamente de pobres a ricos y no sabemos valorar lo que tenemos” (Del Bosque). Como na ‘Metamorfoses’ de Kafka España deitouse un día como potencia económica e ergueuse mudada en cascuda; a situación é cada día máis irracional na medida que ninguén atina explicar o que ocorre, nin o que vai ocorrer, nin aínda cumprindo co que nos din temos que facer. Os cidadáns exaspéranse están dispostos a facer sacrificios, sempre e cando estes teñan resultados concretos. E como isto non ocorre, o descontento prende nas rúas e concentracións e manifestacións de protesta, ata o de agora case simbólicas, empezan a formar parte do paisaxe. A tentación de aplicar man dura pode conseguir un efecto catastrofico.

Lamentable o da deputada popular Andrea Fabra berrando "que se jodan!" no hemiciclo é mostra de cómo unha muxica pode prender cando hai demasiada herba seca; aínda crendo (eu non o creo) que non se dirixira ós parados, senón á bancada socialista, a soberbia e chulería para dirixirse a seus rivais políticos é xusto o que non necesitamos. Estamos cabreados; os votantes de esquerda, e os votantes do PP, o descontento é xeral, e unha bomba de reloxería. 




Se España non está intervida pola Unión Europea. Que sentido teñen as afirmacións do Sr. Rajoy e do Sr. Montoro responsabilizando a Bruselas das medidas aprobadas polo Goberno para reducir el déficit. Ou a herdanza, o mal que nolo deixaron os socialistas. Non ven a conto, mal que lles pese, o Executivo ten que asumir a súa propia e exclusiva responsabilidade na orientación e deixarse de botar as culpas o mestre armeiro.

Recibimos a solidariedade europea en forma dun rescate parcial para salvar a algúns bancos a través dun préstamo a un interese (x) e cun longo prazo de devolución: 15 anos. Para elo, suscribiron coa UE un contrato de máis de trinta puntos nosque non figura nin unha soa das decisións do Goberno: subida do IVE, supresión da extra de nadal ós funcionarios, redución do subsidio de desemprego, etc, etc…

Naturalmente, os estrategas que dirixen as operacións elixiron os eslavóns débiles da cadea (Grecia, Portugal, Irlanda e agora España e Italia) para asegurar cás súas inequívocas aspiracións culminen en éxito. A UE esixe, porque así o pactou con Madrid e de acordo cos tratados en vigor, o alcance dunha cifra determinada de déficit. Pero non está entre as súas competencias dicir cómo. En todo caso, poderá facer recomendacións, pero non pasan de ser iso, recomendacións.

Por exemplo, se en vez de recortar os ingresos a funcionarios e desempregados o Goberno decidira instaurar un imposto sobre as grandes fortunas para recadar máis, no dubidedes de cá UE non se houbera oposto; tampouco o faría se en lugar de aumentar expoñencialmente o IVE (un imposto regresivo por excelencia e daniño para o consumo) se houbera prantexado unha modificación do IRPF para facelo máis progresivo e que pagaran máis os que máis teñen; tampouco houbéramos oído protestar á Comisión Europea, o Ecofin ou o Eurogrupo se, máis que reducir as partidas en dependencia, se houberan diminuído os gastos pomposos, protocolarios e de representación, que seguen sendo tan numerosos como inútiles (deberían publicarse para xeral coñecemento).

Pero a táctica do Goberno sigue sendo desastrosa. Primeiro negouse a chamar ás cousas polo seu nome: RESCATE; logo tratou de presentalo como si foramos a recibir duros (euros, mellor dito) por pesetas; máis tarde, ao fío da Eurocopa, vestiu as conclusións do último Consello Europeo como se foran o Bálsamo do Perú, e supuxeran unha vitoria nacional sobre Alemaña, provocando o lóxico cabreo de Berlín e outros.

Todo con tal de despistar á opinión pública. Cando, a pesar de tantas batallas ganadas heroicamente, o imparable ascenso da Prima de risco e o afundimento da bolsa encargáronse de mostrar cruamente a realidade e non tivo máis que aprobar un durísimo plan de axuste, e botar as culpas a Europa: "Es la UE quien nos obligar a hacer todo esto porque no tenemos margen de maniobra"



Non é verdade. O marxe existe, a cuestión é qué opción elixe o Goberno para alcanzar os obxectivos: a austeridade baseada en golpear ós sectores sociais máis débiles e erosionados pola recesión ou o crecemento a partires duns recursos obtidos dos que máis teñen e menos sofren as crises.

Por suposto, a maioría política que hoxe goberna Europa ten responsabilidades nesta crises global (comezando pola porfía na austeridade e rematando pola actitude suicida do BCE o non comprar masivamente débeda pública dos países da Eurozona), pero non inclúen nin as opcións nin os errores de Rajoy. Chégalle coas súas.

O novo programa económico do Goberno, aprobado polo Consello de Ministros o pasado venres, non só introduce medidas que non figuraban no programa electoral do PP, senón que tratase dunha emenda a totalidade do proxecto co que o partido gobernante se presentou nas últimas eleccións. Estamos, pois, ante un fraude electoral en toda regra, perpetrado con premeditación e aleivosía. O cambio político non invalida legalmente o resultado electoral, pero inhabilítao dende o punto de vista moral e democrático. Por iso faise imprescindible có novo programa de goberno sexa sometido a consulta popular (eleccións ou referendo) que lle dea a lexitimidade democrática da que carece. O pronunciamento é aínda máis necesario se se considera que non estamos ante un proxecto para superar a crises, senón ante unha opción ideolóxica que, aproveitando esta, pretende cambiar o noso modelo social por decreto. Sen a menor dubida.

Tal é o legado das políticas neoliberais cós grandes poderes económicos e financeiros, de carácter global e non democráticos, que contrapoñen o noso modelo social, co fin de estender o seu o conxunto do planeta. É conveniente non perder de vista todo o que está a suceder en España (e outros países europeos) xa que ten unha relación directa coa confrontación entre eses dous modelos. Dende logo, a esquerda non debería esquecelo. Pero a Merkel e seus seguidores, Rajoy e Feijóo incluídos, non farían mal en recordar as reflexións do ex-presidente da República Española: “El mayor desastre que puede cometerse en la acción es conducirla como si se tuviese la omnipotencia en la mano y la eternidad por delante. Todo es limitado, temporal, a la medida del hombre. Nada lo es tanto como el poder”. (Manuel Azaña). Amen.


mércores, 18 de xullo de 2012

Seguid llamándome privilegiada y no respondo


por Cruz Díez
Cruz Díez es profesora de Enseñanza Secundaria. Funcionaria. “Privilegiada”.

El Gobierno ha anunciado nuevos recortes sociales, entre los que se encuentra la supresión de la paga “extra” de Navidad a los funcionarios. Dentro de lo apocalíptico de la situación, la jugada política es impecable. Nuestro presidente habla de paga “extra” en lugar de lo que realmente es, una bajada de sueldo del 7%. Con ello demuestra de nuevo el soberbio dominio del poder de las palabras que caracteriza la retórica del PP, al tiempo que acalla voces críticas: No miren la subida del IVA, fíjense mejor en como castigamos a los funcionarios, que como todos sabemos, son unos vagos y unos privilegiados. Y así, mientras unos rompían en aplausos, otros veíamos como éramos de golpe doblemente más pobres. Por un lado se nos bajaba el sueldo por nuestra condición de privilegiados, y por otra se nos subían los impuestos como a cualquier otro ciudadano.

Tras escuchar este anuncio, yo salí junto a otros miles a manifestarme con los mineros, porque, parafraseando a Publio Terencio, nada de lo obrero me es ajeno. Sin embargo, ¿cuánta gente se manifestaría con los funcionarios como trabajadores? No me refiero a manifestarse en defensa de los servicios públicos, sino en defensa de los derechos de los funcionarios como obreros. ¿Saldría usted a protestar conmigo por nuestra bajada de sueldo? ¿o por el aumento en nuestra carga de trabajo? – Carcajada.

España es una país funcionarista, y el funcionarismo, un tipo de discriminación no reconocido por la sociedad. Cuando alguien dice que los andaluces somos unos vagos, o que los chinos nos invaden, o que los musulmanes son unos maltratadores, suele haber alguien que enseguida se le echa al cuello (y con toda la razón) por hacer uso de una generalización discriminatoria de un estereotipo. Sin embargo, cuando alguien dice que un funcionario es un privilegiado o un vago, mucha gente asiente y al punto alguien dice “Uys, sí, yo tengo un amigo funcionario que…” 1. desayuna tres veces, 2. hace la compra en horario laboral, 3. se da de baja sin estar enfermo, 4. todas las anteriores y alguna más.

No mucha gente parece pararse a pensar que esta generalización discriminatoria incluye a 1,6 millones de funcionarios, más otro millón de interinos y personal laboral del sector público. 2,6 millones de personas, todas ellas vagas y privilegiadas. La llamada casta parasitaria. Yo soy funcionaria, hago un trabajo y se me paga por ello. Siguiendo esta lógica, ¿es usted entonces un parásito de su empresa?

En este grupo de privilegiados parásitos se incluye por igual no sólo al funcionario-profesor, al funcionario-enfermero o al funcionario-administrativo, sino al funcionario-profesional y al funcionario-jeta. Y profesionales y jetas hay en todas partes, no sólo en el sector público. Sin embargo, a todos nos gusta señalar con dedo acusador a los funcionarios. De hecho, incluso nosotros mismos nos acusamos unos a otros: “Yo soy funcionario, pero médico, oiga, ¡no de los de ventanilla de registro que se pasan la mañana en el bar!”. Pues también hay grandes profesionales que trabajan detrás de una ventanilla, mire usted.

La raíz de esta discriminación está en confundir privilegios con derechos, sumados al carácter envidioso del español medio: nos cuesta asumir que alguien esté mejor que nosotros, y lejos de luchar por conseguir que todos mejoremos y alcancemos el nivel del que está mejor, nos regodeamos en el morbo de ver hundirse al de al lado.

A pesar de la insistencia de muchos miembros del Gobierno en la idea de que los funcionarios somos unos privilegiados, la realidad es que no somos más que trabajadores. Unos trabajadores que en su mayoría no ganan más de 1.000 euros al mes. Unos trabajadores que en tiempos de bonanza no recibieron un aumento del 12%, que es lo que se nos ha rebajado en los últimos dos años a nivel nacional (a esta cifra hay que sumar el porcentaje que cada comunidad ha estimado oportuno llevar a cabo). Unos trabajadores que hemos sufrido durante años las burlas de los demás por tener unos sueldos miserables en comparación con el pseudo-enriquecimiento colectivo. Unos trabajadores que tenemos el privilegio de pagar con nuestro trabajo, nuestros impuestos y nuestros sueldos una crisis en la que poco hemos tenido que ver. Unos trabajadores que tenemos que hacer lo anterior como el resto y encima sufrir un linchamiento colectivo por el mero hecho de haber elegido una carrera profesional en la función pública.

Dicen que nuestros privilegios son la estabilidad laboral, nuestros sueldos, nuestras vacaciones, nuestros días por asuntos propios… Señores, esos son nuestros derechos como trabajadores y también los estamos perdiendo. Nuestros privilegios son otros. Nuestro privilegio es educar a las generaciones futuras, curar a los demás, salvar sus vidas en un incendio, gestionar que se haga justicia, casarles o hacerles llegar su correo. Y todo esto lo hacemos sin bonus, sin cestas de Navidad (ni paga desde ahora), sin ascensos, sin reconocimiento ni agradecimiento. Y si usted piensa ahora “A mi también me han bajado el sueldo” o “Peor estoy yo que no tengo trabajo”, recuerde, por favor, que los funcionarios no tenemos la culpa de eso. Si es de los que piensa “Peor estamos muchos y no protestamos”, por favor, proteste. Y piense lo que piense, no sea funcionarista.Juzgue a cada cual por el trabajo que realiza, y no se olvide de los que nos gobiernan. Gire su dedo acusador hacia ellos, igual entonces las cosas cambian.

XOVES 19 DE XULLO
MANIFESTATE EN CONTRA DOS RECORTES
SAÍDA DENDE O HOSPITAL ÁS 20:00 HORAS

martes, 17 de xullo de 2012

Dolor sin sentido en España


Paul Krugman, Nobel de Economía
Traducido Cortesia para Eh! por Alfredo Iván Niño M.


No es divertido ser el primer ministro de una nación deudora sin moneda propia. A diferencia de USA y Reino Unido, España no tiene opciones fáciles.

Lo que digo es que las nuevas medidas de austeridad recientemente anunciadas no tienen sentido en absoluto.

De acuerdo con los nuevos informes de prensa, Rajoy anunció recaudar 65 millones de euros en incremento de impuestos y en recortes; èsto claramente ahondarà la depresión en España, asi que ¿para que servirá èsto?

Pienso que España esta enfrentada a tres niveles del problema: El nivel superior es el problema de los bancos, que por ahora lo dejaré a un lado. Le sigue el nivel de la deuda soberana y lo que hace a esta un problema muy serio es el problema subyacente de la competitividad. España necesita incrementar sus exportaciones para hacer crecer los empleos perdidos por causa del estallido de su burbuja inmobiliaria.

Entonces, ¿còmo podrían las nuevas medidas de austeridad contribuir a solucionar èstos problemas?

Bien, el déficit de España será menor, no 63 millones de euros menos, ya que la mayor depresión de la economía española reducirá los ingresos lo cual dice que serán 40 o 45 mil millones menos de deuda; esto es cerca del 4% del PIB español. ¿Puede alguien pensar que esto hará una gran diferencia en el déficit fiscal a largo plazo o en la restauración de confianza de inversores?


Y ¿qué tal lo de la competitividad ? Seamos sinceros y brutales: La estrategia europea básicamente es que las naciones deudoras alcancen una deflación relativa en base a un alto desempleo. Pensemos esto en términos de la curva de Phillips :

Salarios (Wage Change) Vs Desempleo (Unemployment)

He dibujado esta curva muy plana a nivel de las altas tasas se desempleo –lo cual es todo lo que sugiere la evidencia-. Si no hay nada más, entonces esta crisis nos ha dado pruebas contundentes de que la rigidez a la baja del salario nominal es real y es su factor más importante.

Ahora piense lo que España hace. Básicamente está moviéndose desde A hacia B, impulsando una tasa de desempleo aun mayor. Esto posiblemente conduzca a una leve aceleración en la mejoría en la competitividad, quizás, pero ello no será significativo.

Así que Rajoy impone una cruel austeridad que además aumenta el desempleo pero lo cual no hará una disminución significante del problema fiscal o del problema de la competitividad. Y entonces ; ¿tiene esto entonces algún sentido?, ¿por qué?

mércores, 11 de xullo de 2012

El electricista milagroso

Antón Losada
Profesor de Ciencia política, Universidad de S. de Compostela


La Iglesia Católica puede respirar aliviada. Su larga y provechosa tradición de milagros pervive plenamente vigente en Compostela. Si Jesús obró el milagro de la conversión del agua en vino en las bodas de Caná, un electricista autónomo acaba de obrar el asombroso portento de los millones de euros y las bolsas de plástico.
Recuerden este nombre. Manuel Fernández Castiñeiras, un modelo de emprendedor que durante el último Año Santo parece haber logrado reunir más de 250.000 euros bajo el formato de un pequeño negocio familiar. Según la versión oficial, se habría valido de una gestión oportunista de los descuidos de los cepillos de limosna. Pero también hay quien afirma que, tal vez, habría sumado algunos euros rapiñando en los despachos, entre los fajos de billetes con sustanciosas limosnas que entregan en mano y en sobre devotos peregrinos con tanta fortuna como pecados para hacerse perdonar.
Sea como fuere, la pregunta que recorre las castigadas piedras de la plaza del Obradoiro ya no es cuánto podría haberse llevado a su garaje el electricista milagroso en el maletero de su modesto Xantia. La incógnita que agita a los compostelanos es cuánto recauda la prodigiosa factoría de fe que ampara la Tumba del apóstol Santiago para que un saqueo tan sistemático pasase inadvertido durante décadas.
En la catedral de Santiago nadie sabe de dónde han salido esos dos millones de euros, en billetes de todos los tamaños y sin numerar. Algo tan inexplicable solo puede ser obra de Dios. Un prodigio tan divino que el propio Códice apareció de manera inopinada mientras la policía buscaba una maleta con seiscientos mil euros.
Fuera por su devoción sicopática de dos misas diarias, o por despecho laboral, si el electricista milagroso fue capaz de transferir a su casa millones de euros sin que nadie lo denunciase y no se trata de un portento del todopoderoso, solo quedan las explicaciones terrenales. La primera pasa porque en la catedral corren los billetes y la calderilla con la alegría que lo hacen en los casinos de las Vegas. En Compostela, todo el mundo conoce la historia del representante de la tuna que durante sus viajes al extranjero pagaba con las monedas foráneas que compraba a peso a los encargados de vaciar los cepillos de templo.
La segunda explicación terrenal asume que en la basílica opera una red de emprendedores, también silenciosos y modestos beneficiarios de tanta caridad ajena y descontrolada que circula por el templo jacobeo. El electricista milagroso no habría precisado obrar prodigio extraordinario alguno. Le habría bastado con invocar la ley del silencio que suele regir en las mafias, vaticanas o no. Seguramente por eso la policía, ni da por cerrada la investigación, ni descarta nuevas revelaciones o procesos judiciales. "Los curas también roban" ha constituido la principal línea de defensa del imputado durante los interrogatorios del juez Vázquez Taín.
El todopoderoso Deán de la catedral también obra milagros. El jueves declaró a los medios que había podido reconocer el Calixtino gracias a las anotaciones a lápiz que él mismo había escrito en su contraportada. El domingo en su homilía, mientras hacía de extra de Mariano Rajoy durante el rodaje del acto de devolución del incunable, el Arzobispo Julián Barrios aseguró que en el Códice no había anotaciones. Solo un milagro o una gigantesca goma Milán podrían explicar tamaña maravilla.
El hombre que escribía a lápiz en los códices, el Deán compostelano, Don José María Díaz, es el Ho Chi Min de la Iglesia católica. Dicen sus enemigos que, a diferencia de Jesús, no necesita resucitar de entre los muertos porque sencillamente es inmortal. Nadie vivo en Compostela recuerda otra autoridad en la catedral. Durante décadas ha ejercido un poder omnímodo e incontestable entre el cabildo compostelano. Uno tras otro, ha ido removiendo a todos cuantos se han atrevido a desafiar su protectorado. Con la misma parsimonia con que fuma los puros que tanto le gustan, ha desarticulado todos los intentos de renovación y cambio en la gestión y el funcionamiento de la catedral. Todos los arzobispos se han limitado a cohabitar pacíficamente con su magisterio, sin atreverse a cuestionar su autoridad.
No hay registros, ni inventarios en la catedral porque él es el único registro e inventario que puede haber. El electricista milagroso fue su hombre de confianza durante años. Llegaron a tener las mismas llaves e idéntico acceso a idénticos lugares. Solo ellos saben lo que había y qué se guardaba. Solo ellos saben lo que falta. Solo ellos saben cuánto vale.
Una situación que se parece mucho a la común en cada una de las sedes obispales gallegas. Días después del esperpéntico robo del Códice, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Galicia y la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia remitían sendas cartas a las diócesis gallegas solicitándoles información para elaborar unos procedimientos mínimos de seguridad y empezar a inventariar el cuantioso, valioso y desconocido patrimonio histórico artístico que la Iglesia mal custodia. A día de hoy, ninguna ha contestado. Su reino sigue sin ser de este mundo.

Nota: El texto recogía como milagro en las bodas de Caná la multiplicación de los panes y los peces. Como ha advertido un lector, y así se ha corregido, en esas nupcias Jesús transformó el agua en vino, según la Biblia.

Humor






Soy minero

por Isaac Rosa


Que en estos tiempos hipertecnologizados hayan tenido que ser los mineros los que enseñen el camino al resto de trabajadores, da que pensar. Que en la época de empresas flexibles, sociedad de la información, economía global, riqueza virtual y trabajadores desubicados y desideologizados, hayan tenido que ser los viejos mineros, con sus duras herramientas, sus manos callosas y su fuerte conciencia de colectivo, los que salgan a la luz y echen a andar para que los sigamos, debería hacernos pensar qué nos ha pasado a los trabajadores durante los últimos años, qué hemos hecho y dejado de hacer, qué nos han hecho y qué nos hemos dejado hacer.

Habrá quien diga que el protagonismo minero de estos días es pura coherencia: si la crisis y las políticas anticrisis suponen para los trabajadores un salto atrás en el tiempo, un regreso a trompicones al siglo XIX, nadie mejor que los mineros al frente de la manifestación, ellos que con tanta rotundidad encarnan aquellos tiempos iniciales del movimiento obrero. Pero no estamos ante un asunto de coherencia histórica, sino mucho más.

Las emocionantes escenas vividas en cada pueblo por donde han pasado los mineros en su marcha hacia Madrid, la acogida, las palabras de ánimo, las ayudas recibidas, la solidaridad extendida por todo el país, en las calles y en las redes sociales, y finalmente el recibimiento en la capital y el acompañamiento en su protesta por tantos trabajadores, deberían ser un revulsivo, marcar un punto de inflexión en la construcción de resistencias colectivas. Los mineros han roto algo, han despertado algo que dormía en nosotros, nos han empujado.

Sé que hay un componente no pequeño de simpatía que escapa a las razones de su protesta. Hay algo de justicia histórica, de memoria, de sentimentalidad obrera si quieren, en el cariño que los mineros reciben estos días, y digo cariño con intención, porque en ocasiones se trata de cariño más que de comprensión de sus reivindicaciones. La figura del minero, con su casco, su lámpara y su rostro ennegrecido está fuertemente arraigado en el imaginario de la clase trabajadora desde hace siglos, y por eso con los mineros no funciona el habitual discurso de los “privilegiados” con que algunos intentan anularlos desde la derecha mediática (por eso, y porque la minería representa desde siempre lo más duro y peligroso del mundo del trabajo, y su fatiga, lesiones, enfermedades y accidentes no casan bien con ningún privilegio). Por todo ello, por su condición popular de héroes de la clase obrera (demostrada, por otra parte, en tantos episodios de lucha en efecto heroica a través de siglos), parece natural que los mineros encuentren todo ese calor a su paso por los pueblos. No creo que una marcha a pie de, pongamos, camareros, albañiles, periodistas o funcionarios, lograse tanto apoyo, tanto cariño, tantos recibimientos, homenajes y adhesiones, por justas que fuesen sus reivindicaciones.

Pero más allá de ese componente emocional, importa el momento en que se ha producido esta salida de los pozos. En un momento de terror económico como este, cuando los trabajadores nos sentimos acorralados, desesperanzados, y nuestra resistencia se limita a adivinar por dónde vendrá el siguiente golpe, la aparición en escena de los mineros puede ser la lucecilla al final del túnel (el túnel en que andamos perdidos los trabajadores, no el tópico túnel de la salida de la crisis donde la única luz que se ve es la del tren que viene de frente), la señal que estábamos esperando. Los mineros nos están dando una lección que no deberíamos dejar pasar, y que va más allá de sus reivindicaciones por justas que puedan ser.

Y lo son. Los mineros tienen razón en su lucha, y no voy ahora a extenderme en por qué tienen razón. La tienen por todos los motivos que ya habrán oído y leído estos días, pero incluso si no tuviesen esos motivos, seguirían teniendo la razón de su lado, por una elemental cuestión de justicia histórica. Se lo debemos, a ellos y a las generaciones de mineros que les anteceden, y eso basta para que estemos obligados a respetar su medio de vida y sus territorios, ofrecerles salidas dignas y no escatimarles un dinero que es calderilla comparado con los rescates financieros. Pero insisto: lo que hoy me interesa no es tanto su lucha particular (que apoyo), sino esa lección de dignidad, solidaridad y resistencia que nos dan al resto de trabajadores. Todos nos hemos sentido interpelados estos días por la lucha de los mineros, en dos direcciones: porque en su reivindicación de un futuro digno cabemos todos los que igualmente carecemos de ese futuro; y porque la contundencia de su lucha hace más evidente nuestra pobre reacción ante los ataques sufridos.

En cuanto a lo primero, la reivindicación de los mineros es extensible a todos nosotros. En los mineros vemos nuestro pasado, nuestra conciencia de clase que en algún momento perdimos o nos arrebataron, las posibilidades de lucha colectiva que hoy no encontramos. Pero sobre todo, vemos en ellos nuestro futuro: en su grito para no ser abandonados, para no desaparecer, para no ver arrasados sus pueblos y comarcas por el paro y la inactividad, asoma un resquicio del futuro que nos espera a todos, convertidos todos en trabajadores abandonados a nuestra suerte, abocados a un largo tiempo de escasez, de miseria; a merced de un viento que no deja nada en pie; con millones de empleos en extinción, y toda España convertida en una gran comarca minera amenazada por la desolación y la falta de salidas.

En cuanto a lo segundo, la dureza clásica con que resisten los mineros, la violencia con que responden a la violencia, hace que debamos buscar otra palabra para denominar lo que hacemos los demás, eso que a menudo llamamos de manera exagerada resistencia. Mientras nosotros ‘incendiamos’ las redes sociales, los mineros prenden fuego real a las barricadas en las autopistas. Mientras nosotros convocamos una huelga cada dos años, sin mucha convicción y sobre todo sin continuidad, los mineros eligen la huelga indefinida durante semanas, inflexible. Mientras nosotros escribimos posts y tuits de denuncia contra los recortes (yo el primero), ellos se encierran en los pozos, paralizan el tráfico, levantan en pie de guerra comarcas enteras, y finalmente echan a andar por la carretera. Mientras nosotros pintamos ingeniosas pancartas y componemos simpáticos pareados para gritar en manifestación, ellos se enfrentan a cuerpo con la Guardia Civil. Mientras nosotros retuiteamos y damos miles de “me gusta” para apoyar las reivindicaciones de los colectivos más castigados, ellos van pueblo por pueblo dando y recibiendo abrazos, compartiendo comidas y techo. Mientras esperamos al próximo aniversario para volver a tomar las plazas, ellos se plantan en la Puerta del Sol tras haber hecho suyas las plazas de todas aquellas localidades por las que pasaron.

La lección está clara: ante el ataque total contra los trabajadores, estos no son tiempos de hashtag, sino de barricada. Frente a la solidaridad efímera de la red social y la indignación inofensiva, son tiempos de caminar juntos, de compartir encierro o marcha, de encontrarse en las calles, de abrazarse como ya no nos abrazábamos, como estos días se abrazaban los mineros con quienes los esperaban a la entrada de cada pueblo.

Por todo ello, el gobierno no puede permitir que los mineros ganen este pulso: porque si triunfan, estarán dando un mal ejemplo para el resto de trabajadores, que podríamos tomar nota, aprender la lección, seguir su ejemplo para ser escuchados, para no ser pisoteados, para no seguir perdiendo: luchar, resistir, construir redes de solidaridad, ser firmes, llegar hasta las últimas consecuencias, tomar la calle, recuperarla. Por eso la durísima represión policial contra los mineros y su criminalización mediática.

Por las mismas razones los trabajadores necesitamos que los mineros ganen este pulso: porque su victoria despeja el camino para nosotros, y en cambio su derrota nos haría más difícil levantar la resistencia. Por eso hoy todos somos mineros, y tenemos que estar con ellos. Por justicia, por historia, por memoria, porque lo merecen. Pero también por nosotros, porque si ellos temen por su futuro, el nuestro es más que negro, negro carbón.


martes, 10 de xullo de 2012

10 anos agardando o xuízo do ‘Prestige’


O ex director xeral da Mariña Mercante, o capitán do 'Prestige' e dous mariñeiros gregos enfróntanse a cargos por delitos contra o medio ambiente. O afundimento do mercante deu lugar a maior manifestación da historia de Galicia e a un dos movementos sociais máis importantes; Nunca Máis.


O 16 de outubro do 2012. Ese será o día no que comece o xuízo oral polo accidente do petroleiro 'Prestige', ocorrido dez anos atrás, en novembro de 2002, fronte ás costas galegas. En total 2.128 partes, defendidas por 51 letrados e representados por 28 procuradores. Ademais, foron admitidos 133 testemuñas e un total de 98 probas periciais.

Entre os imputados está o ex director xeral da Mariña Mercante, José Luís López Sors, o capitán do 'Prestige', Apostolos Mangouras, e dous mariñeiros do petroleiro, un dos cales localizouse a través da Interpol. O outro foi declarado hai uns meses "en rebeldía" o que permitirá celebrar o xuízo sen el. A Apostolos Mangouras -capitán do petroleiro-, Nikolaos Argyropoulos e Ireneo Maloto impútanselles delitos contra os recursos naturais e o medio ambiente, danos e desobediencia-resistencia e a José Luís López-Sors González, delitos contra o medio ambiente e danos.

Así mesmo, están imputados como responsables civís directos a aseguradora The London Steam-Ship Owners Mutual Insurance Association Limited e o Fondo Internacional de Indemnización de Danos debido á contaminación por hidrocarburos, e como responsables civís subsidiarios, as navieira Mare Shipping Inc e Universe Maritime Ltd. e o Estado español.
A reclamación total por danos e prexuízos en materia de responsabilidade civil ascende a 1.264 millóns de euros.

Sete anos de prisión
Para o capitán do petroleiro, a Fiscalía pide unha pena de sete anos de prisión por un delito contra o medio ambiente e cinco anos de cárcere por danos en espazo natural protexido. A reclamación total por danos e prexuízos en materia de responsabilidade civil que se inclúe na causa ascende a 1.264 millóns de euros, con 2.300 prexudicados.
O tribunal estará integrado por tres maxistrados, dous homes e unha muller e o procedemento está composto por máis de 297.000 folios. Por iso, o xuízo durará polo menos ata maio de 2013.
Entre as partes acudidas, figuran confrarías de pescadores de Galicia, Cantabria e Asturias; a Plataforma 'Nunca Máis'; o Estado Español e o francés, concellos, a Deputación da Coruña, a Xunta de Galicia, partidos como Esquerda Unida ou cooperativas de armadores e particulares afectados pola catástrofe, entre outros.

A peor catástrofe de Galicia
Por se alguén non o acorda, o Prestige era un vello petroleiro cargado con 77.000 Tm dun combustible viscoso e luxo que naufragou a escasas millas da costa galega un 13 de novembro do 2002 e envío da correspondente sinal de alerta. O que podería ter sido un accidente converteuse unha semana despois no maior desastre ecolóxico sufrido en Galicia, cuxas costas víronse regadas do pegañoso chapapote, las manchas de fuel derramado polo buque partido pola metade e fundido que foron chegando progresivamente a Asturias, Cantabria, País Vasco e costa cantábrica francesa. O afundimento do Prestige é, ata o momento, o peor desastre ecolóxico de Galicia. O barco sufriu unha vía de auga cando se atopaba navegando, a 28 millas de Fisterra, no medio dun temporal. Tras tentar afastar o buque da costa, o 'Prestige' rachou en dous. Deixando un regueiro de petróleo por toda a costa galega que se incrementou co seu afundimento. Este feito deu lugar a maior manifestación da historia de Galicia, ao nacemento dunha das plataformas sociais máis importantes do país; Nunca Máis e tamén o movemento de voluntarios máis importante do Estado.



Apostolos Mangouras, o probe ancián mariño que capitaneaba aquel petroleiro de 26 anos, pídenselle 12 años de cárcere. Culpa: asegurase que ocultou as deficiencias do buque nunha revisión e fixo oídos xordos os avisos de temporal. 

Creo que todo isto, deberíase de poder ver máis alá… habería que imputar aos ex/conselleiros de Xustiza, Medio Ambiente, políticos, e outros por un grave delito contra o medio, pero vexo que non somos capaces de ir máis alá. Debe ser que o tempo e a memoria tennos cegados. Para min, ler esta noticia só esperta resentimento por descubrir que tras 10 anos, nin sequera se iniciou o proceso e os culpables camiñan por aí. Porque sexan do cor que fosen os políticos de quenda só houbo unha cor, negro! e unha realidade: o desastre ecolóxico que derivou deste "accidente", por suposto, téñense que depurar culpables e pagar súas culpas. Eu non digo "nunca máis"... eu digo "ata cándo!"

297.000 folios..., tanto papel? Para cando a modernización da xustiza? 297.000 folios empregados nunha causa por delito ecolóxico... gran contradición! 297.000 folios os que usan uns 2.000 alumnos nun ano académico de primeiro de ESO. Máis de 16.600 m² de papel: unhas 13,3 Tm de papel. 297.000 folios, fanse a partir de unhas 44 Tm de madeira, unhas 27.000 Tm de auga e emiten unhas 74 Tm de CO2 á atmosfera. 

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