martes, 30 de abril de 2013

El Gobierno recortará otros 3.134 millones en sanidad


El Ejecutivo aprobará un decreto "donde se plantea que la aportación del beneficiario de la Dependencia al coste de los servicios se incremente en torno a un 5% adicional"

eldiario.es

684.000 parados sin prestación han dejado de pagar por los medicamentos
La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato. / Efe
Más recortes en sanidad. En este caso, según el plan de reformas enviado este martes a Bruselas, "se adoptarán iniciativas nuevas, siendo el impacto estimado total de 3.134 millones de euros en 2013".
De acuerdo con el informe del Gobierno, "en 2013 se continuará con la ordenación de la cartera de servicios asistenciales y se elaborará un nuevo catálogo de implantes quirúrgicos". Esta medida, según el Ejecutuvo, "ha supuesto un ahorro de 700 millones de euros [1% del gasto sanitario]".
En relación con los servicios con copago, "en 2013 se amplía a nuevos servicios: dispensación ambulatoria de dietoterápicos y ortoprótesis, y en el uso de transporte sanitario no urgente. Estas medidas supondrán una reducción del gasto de 175 millones de euros en 2013".
El copago farmacéutico "ha generado un ahorro de 1.589 millones de euros desde julio de 2012 a marzo de 2013", según el Gobierno, lo que supone "una reducción mensual del gasto sanitario de casi el 20% del número de recetas en un 15%". En total, el Ejecutivo calcula la reducción del gasto farmacéutico "en 1.400 millones de euros".
Para 2013, se espera reducir en 409 millones adicionales el gasto farmacéutico a través de la "nueva Orden de Precios de Referencia", unido a la "puesta en funcionamiento, a partir de mayo, de nuevos envases de medicamentos adecuados a la duración del tratamiento". Junto a esto, se pondrá en marcha "una plataforma de compras centralizadas. En total se han estimado para estas medidas unos ahorros de 300 millones para 2013".
A estas medidas, se unirá "la participación de los profesionales en la gestión de los recursos se va a definir un nuevo marco legal para el modelo de gestión clínica en todos los centros del Sistema Nacional de Salud, y la elaboración del modelo sociosanitario con el establecimiento de un conjunto de acciones que optimicen los recursos sanitarios y sociales. Como primera fase afectará a la implantación del seguimiento fármacoterapéutico en el 50% de residentes en residencias sociales desde los servicios de farmacia de hospitales de referencia, lo que supondrá un impacto en el ahorro en 2013 de 150 millones de euros".
En lo relativo al sistema de atención a la Dependencia "se está elaborando un Proyecto de Real Decreto donde se plantea que la aportación del beneficiario al coste de los servicios se incremente en torno a un 5% adicional, en una perspectiva de progresiva implantación en un periodo de 3 años. El impacto en el ahorro de esta medida será en 2013 de 339 millones de euros". A esta cantidad, el Gobierno espera recortar aún más, aunque sin especificar detalles, con "dos Reales Decretos, con los que se conseguirá un ahorro de 489 millones de euros", con el "objetivo de adecuar las prestaciones a las necesidades reales de los dependientes y priorizar los servicios profesionales sobre las prestaciones económicas, y para regular las prestaciones del sistema está previsto aprobar en 2013".

Bangladesh: más de trescientos cadáveres a cambio de comprar barato


Frente a esos cadáveres sepultados, conviene pararse a pensar, y soportar el bocado hiriente de nuestra conciencia burguesa, aunque sólo sea por unas horas. ¿Cuántos pobres hacen falta para mantener la ropa de temporada?

 





Bangladesh pierde esperanza de hallar supervivientes en edificio derrumbado
Una grúa participa en la operación de búsqueda de las víctimas del derrumbe de un edificio en Savar, Bangladesh. / Efe

Nuestro sistema productivo se llama hoy Bangladesh. No hay producción sin consumo y no hay consumo si la producción es cara, así que si queremos ir a la moda tenemos que encontrar la manera de que sean los demás quienes lo paguen. Hemos de lanzar al patio trasero los costes laborales, sociales y ambientales de nuestro estilismo, porque si esos costes se asimilaran, nuestro armario no podría renovarse cada tres meses. Explotar hasta el esclavismo, pagar salarios miserables, imponer tremebundas reglas del juego, utilizar la debilidad, la corrupción y la desvergüenza de ciertos gobiernos, y, abusar de la pobreza y las desventajas que sufren “otros”, sin que se nos mueva una ceja, como si las fronteras políticas y económicas, pudieran ser también fronteras morales.
Nos perturba, eso sí, la frustración que sentimos cuando no podemos comprar, la “necesidad” de ajustarse el pantalón de turno manteniendo la talla 38, y la permanente e inexplicable insatisfacción que nos arrastra al psicólogo. Aquello de la obsolescencia programada no es un problema para nosotros porque nuestra ropa no suele llegar a los límites de caducidad previstos ni por el más perverso de los productores. ¿Costurera? ¿Para qué recurrir a una costurera si comprar un jersey en Mango, Benetton o el Corte Inglés resulta mucho más barato? Adiós a la costurera, al zapatero, al carpintero o al técnico de televisores. Comprar es más barato que reparar, gracias a esas etiquetas que marcan nuestra ropa con nombres de lugares exóticos.
En fin, Bangladesh nos recuerda, con molesta insistencia, lo que sabemos hace tiempo: que es ingente la basura que excretamos cada vez que renovamos el armario. Frente a esos cadáveres sepultados, conviene pararse a pensar, y soportar el bocado hiriente de nuestra conciencia burguesa, aunque sólo sea por unas horas. ¿Cuántos pobres hacen falta para mantener la ropa de temporada?
Pero Bangladesh no es sólo la crónica de una muerte anunciada, es también un indicador del imparable deterioro que está sufriendo nuestro modelo productivo. Un modelo que no se propone, en ningún caso, satisfacer necesidades básicas articulando seriamente derechos y políticas sociales (una muestra de lo cual es el recortable lugar que ocupan en los textos constitucionales), sino únicamente obrar ese milagro que podríamos llamar: “comprar, vender, crecer”.
Es fácil. Como consumidores, sólo hemos de asumir que todo lo que sentimos como una necesidad es una “verdadera” necesidad; ceder a la confusión orquestada entre necesidades, intereses, deseos y pulsiones egoístas, para identificar consumo y felicidad; y, finalmente, olvidar que detrás de los precios de saldo, las rebajas o las liquidaciones al 50%, en algún lugar, convenientemente ocultos, están esos pobres que asumen los costes de nuestro delirio.
En definitiva, nuestro PIB engrosado depende tanto de nuestro frenesí consumista como del mantenimiento de ciertas cotas de desigualdad. La pobreza relativa, en márgenes adecuados y resituada más allá de nuestras fronteras, siempre ha formado parte del sueño del crecimiento, y muchas empresas europeas y norteamericanas se aseguran cada día de hacer realidad este sueño. Dicen respetar códigos éticos y hasta presumen de su sensibilidad social, pero en ciertos lugares no hay legislación que las meta en cintura. Asumir responsabilidades supondría internalizar los costes, pagar por los riesgos previstos o por el daño ocasionado, y esto se traduciría inmediatamente en una reducción de beneficios. Sin una legislación coercitiva a este respecto, no hay quien se fíe de las buenas intenciones, ni de la Responsabilidad Social Corporativa. Ya sabemos, además, que una cosa es “invertir” en países “desarrollados” y otra muy distinta hacerlo en lugares depauperados o en Estados fallidos, porque, en nuestra lógica, tienen que existir esos “paraísos” de derechos laborales para que podamos permitirnos nuestra cultura de low cost. El sueño de unos pocos, depende de la pesadilla, el insomnio o la vigilia de una buena parte del mundo. ¿Estamos dispuestos a seguir obviándolo?
Como consumidores podemos elegir. Bangladesh es la enésima muestra de la frivolidad de nuestras pasarelas. Una evidencia más de que nuestras coloridas primaveras, repleta de novedades, son, en realidad, los duros y eternos inviernos de millones de personas.

domingo, 28 de abril de 2013

La maldición de Bangladesh empieza en las tiendas de Europa y EEUU

Las grandes marcas de ropa europeas y norteamericanas presionan a sus proveedores asiáticos para que mantengan bajos los costes

En 2011 los sindicatos propusieron un sistema nacional de inspecciones a las multinacionales extranjeras. Lo rechazaron

Iñigo Sáenz de Ugarte 


Las imágenes de los informativos de televisión presentan el derrumbe del edificio de Bangladesh en el que ya se han encontrado 336 cadáveres casi como si fuera una catástrofe natural. Son las mismas imágenes habituales en los terremotos. Edificios convertidos en bloques amontonados de hormigón de los que los equipos de emergencia sacan a los supervivientes, y también los cuerpos sin vida.
Una tragedia del Tercer Mundo.
Los clientes de las empresas radicadas en ese edificio son más cercanas a nosotros. La imagen de arriba es un documento encontrado por un reportero del Financial Times entre los escombros de Rana Plaza. Aparece el nombre de El Corte Inglés y una serie de pedidos diarios de chaquetas. El edificio de ocho plantas albergaba empresas textiles que trabajan, como contratistas o subcontratistas, para varias marcas occidentales, Primark, The Children's Shop y Mango entre otras.

Rana Plaza violaba las normas de edificación de Bangladesh, lo que es terriblemente habitual en ese país. El dueño del edificio, en este momentos en paradero desconocido, era una persona bien conectada con el partido en el poder. Había ordenado construir tres plantas más sobre las cinco originales, lo que ponía en peligro su estabilidad. En cualquier caso, las inspecciones habituales son conocidas allí por ser inútiles.
Incluso así, no es una tragedia aislada. En noviembre de 2012, 112 trabajadores murieron en el incendio del edificio de la empresa Tazreen Fashions.
Hay un hecho que impide considerar lo ocurrido en Rana Plaza como una accidente imprevisible. El día anterior, el martes 23, habían aparecido grietas en el edificio. Al menos una compañía situada en la planta baja había ordenado a su personal que no se presentara a trabajar. Las demás obligaron a sus trabajadores a seguir con sus turnos. Sus contratos con las empresas extranjeras les obligan a entregar un número determinado de prendas cada día. No cumplirlo supone no ya perder dinero, sino arriesgarse a quedarse sin el contrato.
Las grietas eran visibles. La noticia había salido en los informativos del martes. La policía había ordenado al propietario del Rana Plaza que cerrara las puertas hasta que se realizara una inspección. Esas órdenes fueron desobedecidas.

"Ninguno de nosotros quería entrar"

A primera hora de la mañana del miércoles, los trabajadores no querían entrar y se congregaron frente al edificio. Su dueño no hacía más que recordarles que no era nada serio, que el edificio aguantaría "100 años más". Con megáfonos, los capataces les ordenaron que entraran y les recordaron, por si era necesario, que los que se quedaran fuera se quedarían sin paga.
"Ninguno de nosotros quería entrar. Los jefes llegaron con palos. Al final, nos obligaron a entrar", dijo después un superviviente.
El edificio se vino abajo a las nueve de la mañana.
Las grandes marcas de ropa europeas y norteamericanas alegan que tienen establecidos códigos éticos de buen gobierno en relación a las medidas de seguridad, condiciones de trabajo y remuneraciones. Al final, la prioridad reside en que se cumplan los contratos para que las estanterías de las tiendas siempre estén bien surtidas.
"En relación a la industria textil, estamos implicados como consumidores, y esa implicación exige responsabilidad", escribe Gareth Price Jones, director de la ONG británica Oxfam en Bangladesh. "Podemos tomar decisiones que marquen la diferencia. Ocurre los mismo con las empresas. Lo más fácil es decidir no fijarse en lo que hay detrás de esas marcas, pero podemos elegir comprar ropa que sea el producto de cadenas de suministro transparentes y no abusivas".
Por encima de la presión competitiva que tengan a la hora de reducir costes, dice un editorial del Financial Times, las grandes marcas "no pueden continuar vendiendo ropa que, según las campañas (en favor de condiciones laborales más justas), se produce con un coste de vidas inocentes". Deberían empezar a pensar en el coste que supondrá para su reputación. No pueden escudarse en la corrupción existente en Bangladesh.



Mano de obra muy barata
Los trabajadores no tienen elección. Reciben un salario mínimo equivalente a 37 dólares al mes,muy inferior al de industrias similares en China. Es por tanto una fuente de mano de obra barata perfecta para las grandes marcas. Además, algunas empresas de Bangladesh subcontratan parte de los encargos a compañías menores que pagan menos que el salario mínimo.
"Pagar a los proveedores el coste más bajo posible por unidad es lo que les lleva de un país de bajos salarios a otro y después mantienen esos salarios bajos en los países en los que se instalan", explicó a Business Insider Timothy Ryan, del Centro Americano por la Solidaridad Laboral Internacional, una organización dependiente de los sindicatos norteamericanos.
Bangladesh tiene 150 millones de habitantes. El empleo en la industria textil es la única esperanza de las miles de personas que llegan a la ciudades a la búsqueda de trabajo. Se calcula que tres millones de personas trabajan en estas empresas.

Un plan rechazado

Los sindicatos de Bangladesh, asesorados por sindicatos extranjeros, propusieron en 2011 el establecimiento de un sistema nacional de inspecciones, fuera del control del Gobierno, con poder para comprobar que todas las empresas del país cumplan las normas y para clausurar aquellas que no lo hagan. Cada una de las multinacionales extranjeras lo financiaría con una aportación de unos 500.000 dólares anuales. El plan se presentó en una reunión celebrada en Dacca a la que asistieron varias compañías, como Wal-Mart, Gap y H&M.
Lo rechazaron. Les parecía demasiado costoso y temían asumir responsabilidades legales por las consecuencias de ese control. No son responsabilidades muy diferentes a las que afrontan en sus propios países, pero precisamente buscan desplazar su producción a lugares como China o Bangladesh con la intención de reducir los costes al mínimo y olvidarse de las condiciones de los trabajadores.
El título de este artículo es inexacto. No existe tal maldición. Se trata de decisiones económicas en una cadena de producción que permite fabricar ropa a bajo coste y obtener grandes beneficios.

luns, 22 de abril de 2013

A industria galega entra en caída libre sen o colchón das caixas


Pablo López

Caramelo solicitou o concurso voluntario de acreedores e aplicará un ERE

Coma se dun castelo de naipes se tratase, o armazón empresarial de Galicia esboróase desde que lle falta o comodín das caixas de aforros, e arrastra con el decenas de millóns de euros dunha errada política de axudas públicas. A fusión e posterior desaparición de Caixanova e Caixa Galicia deixaron a economía galega sen o balón de osíxeno que a viña asistindo, e probablemente inflando.

A fusión e posterior desaparición de Caixanova e Caixa Galicia deixaron a economía galega sen o balón de osíxeno que a viña asistindo, e probablemente inflando

A relación entre a caída da efémera Novacaixagalia e Pescanovaé estreita. Aínda que de forma máis indirecta, outras dúas compañías históricas do téxtil e a decoración,Caramelo Pórtico, cambalean sen o flotador das caixas ao que agarrarse. A semana, que se completa co anuncio de peche de T-Solar, a segunda maior fábrica de placas solares de España, non puido ser máis negra para a economía de Galicia, empeñada en desmentir a mensaxe da Xunta de que capea a crise mellor que o resto.
Pescanova, Caramelo e T-Solar afunden ademais con inxentes cantidades de cartos públicos nas súas adegas. O primeiro caso é paradigmático da nova economía postcaixas, que nos anos de crecemento económico, e mesmo despois, entraron no seu accionariado e apoiaron a súa política expansiva con créditos xenerosos. Claro que Pescanova non sería o que é nin tería Manuel Fernández de Sousa ao mando se xa en 1995 o entón presidente da Xunta, Manuel Fraga, non rescatara ambos con 7.000 millóns de pesetas (42 millóns de euros) das arcas autonómicas, ante o intento de compra pola multinacional Unilever. Noutras moitas axudas en 2004 chegarían outros cinco millóns de euros para ampliar a súa factoría central e despois un plan acuícola á medida.
En Caramelo, que o 15 de abril solicitou o concurso de acredores, non cae só o diñeiro das caixas ou o que o multimillonario Manuel Jove obtivo da venda de Fadesa, senón tamén o da Xunta, que posúe o 7,5% do capital e senta no seu consello de administración. Esta semana sóubose que o concurso de acredores solicitado por T-Solar leva o peche da súa planta nas inmediacións de Ourense.
Nacida ao amparo das primas ás enerxías renovables e en alianza de Isolux con caixas de aforro, o seu peche enterra decenas de millóns de euros de fondos públicos dun proxecto que naceu ao amparo do Goberno bipartito. No caso do Grupo Pórtico, o principal acredor chámase Novagalicia, o banco herdeiro das caixas, que non está en condicións de ser xeneroso na renegociación da débeda.

Cando Jove decidiu entrar en Caramelo a finais de 2008, fíxoo co apoio de 30,5 millóns de euros do bipartito, 27 deles en créditos e avais e o resto, directamente ao capital

Cando Jove decidiu entrar en Caramelo a finais de 2008, fíxoo co apoio de 30,5 millóns de euros do bipartito, 27 deles en créditos e avais e o resto, directamente ao capital. Poucos meses despois emprendía o seu primeiro ERE, de 237 traballadores. En 2010, xa con Alberto Núñez Feijóo, a Xunta do PP inxectou outros 5 millóns de euros máis vinculados ao mantemento dos postos de traballo. Tratábase de internacionalizar a empresa, pero o modelo Inditex só lle funciona a Inditex, o xigante galego do téxtil que aguanta impasible no medio do ciclón. A débeda recoñecida de Caramelo ascende a 100 millóns de euros, o 43% dela cos bancos. E si, en efecto, Novagalicia encabeza de longo a lista dos acredores.
Aínda que a marca Pórtico poida resultar menos coñecida que Caramelo, o seu volume de emprego é moito maior: 850 traballadores fronte aos 132 da compañía de Manuel Jove e a Xunta. Claro que 500 deles están nas súas casas desde o ERTE de setembro. A crise sorprendeu a empresa cando comezaba a afrontar un investimento de 20 millóns de euros nun almacén robotizado, neste caso sen axudas públicas de ningún tipo. A débeda agora supera os 30 millóns de euros, segundo fontes sindicais, difícil de afrontar cando a caída do consumo se traduce nunhas perdas de ao redor dos 10 millóns de euros anuais. Con todo, a compañía está empeñada nunha difícil negociación cos bancos para tratar de saír adiante.
T-Solar, da que a Xunta posúe o 29%, chegou a dar emprego a 250 persoas na súa fábrica do Parque Tecnolóxico de Galicia (San Cibrao das Viñas, Ourense). O pasado mércores, presentou un ERE de extinción para os 170 empregados que conserva, despois de continuados expedientes temporais e de solicitar o concurso voluntario de acredores. O fracaso da compañía é o fracaso das renovables, pero tamén o dunha política económica de axudas multimillonarias sostida por distintos gobernos da Xunta.

O golpe de graza á fábrica de paneis solares deullo o decreto de Rajoy que eliminou xa por completo as primas ás renovables. Esta vez non houbo a máis mínima crítica desde o Goberno galego

Cando se creou, en 2007, o Executivo de Emilio Pérez Touriño -amigo íntimo de Luís Delso, presidente de Isolux- non o dubidou: 13 millóns de euros en axudas, cinco millóns ao capital social (dun total de 17,5) e un aval de 10 millóns. As caixas, antes da fusión, sindicáronse para conceder préstamos por outros 20 millóns. O Goberno central sumouse á festa de T-Solar: 6,4 millóns de euros do Ministerio de Economía, 2,6 millóns de Educación, 7 millóns de Industria... A Deputación de Ourense achegou o seu gran de area, en forma de 100.000 euros. E cando o Goberno de Zapatero comezou a retirarlles as primas ás renovables, entre grandes críticas de Feijóo, a Xunta achegou cinco millóns de euros máis.
O golpe de graza á fábrica de paneis solares deullo o decreto de Rajoy que eliminou xa por completo as primas ás renovables. Esta vez non houbo a máis mínima crítica desde o Goberno galego.

Humor








sábado, 20 de abril de 2013

Estanse pasando…!

por abc

Maioría absoluta? Ben!, teño un mandato claro. Para facer, non facer e desfacer. Vía libre ata dentro de catro anos.

Nesta derradeira semana Cospedal bateu o récord de subida do pan cando abría a boca, pero foi o dos iogures, Cañete, quen pasou pola porta grande co da espita da auga fría, claro con este apelido…, duchámonos por riba das nosas posibilidades…, tampouco quedou manca Fatima Yañez co da "mobilidade exterior" ó referirse ó exilio forzoso a que se ven abocados os novos talentos perfectamente formados. Estes son os grandes éxitos, estamos seguros de que deseguido darannos máis oportunidades...

Os que ían a chamar ó pan, pan e ó viño, viño xa non diferencian unha cousa da outra, e cociñan sopas de cabalo canso… Somos perdidos! Temos unha caterva de paxaros que tódalas cousas que tocan mudan e trocan como si se tratase de maxia. Se para algo teñen imaxinación é para o que menos se precisa, poñer novos nomes a vellas definicións, amnistía fiscal é "regularización de activos ocultos"; despido libre e case gratuíto é "reforma laboral" o "sentido común" que tanto trae de cabeza a Mariano Rajoy convértese nun fenómeno paranormal, así pois, alí onde todos vemos recortes, eles ven "reformas estruturais"; as privatizacións son "externalizacións"; o rescate convértese en "liña de crédito" e agora a fuga masiva de rapaces ó estranxeiro chamase "mobilidade exterior", así sucesivamente con definicións para: o IVE, privatización da sanidade, recortes en educación, 'medicamentazo' e outras tantas cousas das que ou ben nos quitan ou ben nos forzan a pagar logo de telas pago… "pedir la dación en pago es para comprarse otro piso", di Martínez-Pujalte. Pero onde o despropósito acadou cotas verdadeiramente delirantes foi coa Sra. Cospedal e seu "finiquito diferido". O Partido Popular é, segundo seu parecer, o partido da 'transparencia' e vémolo decotío nas explicacións e actitudes mostradas no caso Bárcenas.


6.000.000 de parados. O 21,1 % (un de cada cinco) da poboación española vive por debaixo do limiar da pobreza. Un de cada catro menores de 16 anos situase por debaixo dese limiar. A taxa de pobreza aumenta entre as persoas en idade de traballar, entre 16 e 64 anos, 21,0%. O 40,0% dos fogares non ten capacidade para afrontar gastos imprevistos. O 44,5% non se pode permitir ir de vacacións fora da casa como mínimo unha semana o ano. Datos do INE 2012. A pobreza esta relacionada co nivel de formación…

Teño medo pola división de España en dúas metades: a chusma, eses nazis filoetarras que ladran o seu rancor polas esquinas, e os españois de ben esa "maioría silenciosa" que non protesta. "Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca", (desmentido, coa mesma contundencia coa que explicou o 'despido simulado' de Luís Bárcenas) aclara que só chamou ós desafiuzados "excluidos sociales"  ós que había que "animar" a "ganarse la vida dignamente". Votar cada catro anos e punto.

O PP co seu discurso vítima, onde culpa ós outros dos seus males, busca dividir ós votantes en xustos e pecadores, formigas e cigarras, bos e malos. Onde hoxe sé protestas es un etarra, mañá nazi ata converterte en caradura que non queres pagar. Técnica da descualificación "todos os que están contra nos son inimigos", son só catro casos do 3% que deixa de pagar as hipotecas pero parecen atacados por unha praga moito máis grave e daniña cós desafiuzamentos que deixaron sen casa a milleiros de familias.

E os periodistas... Non, non se pode. Monologo do novo político "rolda de prensa sen preguntas" ou polo plasma. Ó estilo mestre de párvulos que elixe dous ou tres como moito, con predominio de cabecillas afines, e sen posibilidade de réplica algunha. Ningún país serio toleraría isto.

Esta parodia de  democracia que 'disfrutamos'... Pagamos impostos (cada vez máis por menos contraprestacións) tan só para manter no Olimpo a parasitos pavoneándose e roubando as nosas vidas. Hai que baixalos dese pedestal. Poñelos o noso servizo, tomando as rendas deste despropósito no que se converteu España.

Agardo con ansiedade un novo eufemismo dos moitos destes impresentables para suavizar o terrible de medidas e decisións.



venres, 19 de abril de 2013

El ahorro y el exceso


Luis García Montero
La palabra ahorro se ha convertido en el centro del activismo político de una derecha neoliberal que tiene como meta el empobrecimiento generalizado de España. La crisis económica puso en marcha tres procesos paralelos: castigar a la mayoría social en beneficio de unos bancos con problemas, imponer una ideología contraria a los servicios públicos y dar por terminada la famosa Transición.
La avaricia hipotecaria de los bancos españoles, muy alentada por las instituciones financieras alemanas, desembocó en la simple irracionalidad. Su entramado de negocios fáciles y de falta de responsabilidad profesional se vino abajo al estallar la burbuja inmobiliaria. La catástrofe se pagó entonces con dinero público, es decir, se empobreció a los ciudadanos para salvar a los bancos. Los grandes partidarios de las privatizaciones no tuvieron ningún problema en nacionalizar las deudas particulares.
La situación creada sirvió de excusa para desmantelar los servicios públicos. Empezaron a llover los recortes como si la austeridad fuese la única respuesta a la crisis. La sanidad, la educación, los sueldos, los derechos laborales y la cultura han sido sacrificados en el altar de esta dichosa austeridad. Como era de prever, las pretendidas fórmulas del ahorro terminaron de hundir el consumo y la economía. Los responsables de esas medidas eran conscientes desde el principio de lo que iba a pasar. Nunca en la historia se ha salido de una crisis grave por medio de la austeridad. Pero se trataba en realidad de utilizar las dificultades económicas para imponer un ideario político neoliberal que desmantelara los equilibrios del Estado del bienestar. Se dio por buena la dinámica de agudizar el empobrecimiento de la población si a través de ella se conseguía liquidar los servicios públicos.
Estas operaciones supusieron en España el final de una Transición marcada por la lógica de los pactos. Más que una reconciliación entre fascistas y demócratas, absurda ya en la España de esos años, la Constitución de 1978 significó el pacto de dos ideas sobre la democracia: la propia de unas élites económicas que necesitaban romper la autarquía para abrirse a los negocios del capitalismo avanzado europeo y la de los movimientos obreros que exigían derechos sociales y una transformación de la realidad. Así se produjo una negociación final en la que se lograron las libertades democráticas y algunos derechos sociales a cambio de respetar en España el predominio de las viejas élites del franquismo. Este pacto se dio por liquidado cuando PSOE y PP acordaron en agosto de 2011 el control del déficit como nuevo valor constitucional. Las élites económicas dieron por terminada la Transición y se precipitaron a liquidar todos los equilibrios. Cualquier gasto público es hoy para ellas un exceso.
La dialéctica del ahorro y del exceso se extendió también desde el punto de vista cultural. Una cuidada mentalidad social se ha desatado para completar las cosas con la degradación de la democracia. El miedo traduce el concepto económico del ahorro al mundo de los sentimientos. Miedo que paraliza las protestas. Hay que ahorrar en protestas y rebeldías. Miedo a perder el puesto de trabajo, miedo a Europa, miedo a la policía, miedo a que pase algo peor, a que los bancos… ¡La bolsa (el IBEX 35) o la vida!, nos gritan en el atraco del miedo. Aceptamos que el dinero se acumule en otras manos a cambio de un ahorro en nuestro castigo y nuestras pérdidas. En vez de una pastilla diaria para la tensión me tomo tres a la semana y así tú no acabas conmigo de un sólo golpe. Esa es la negociación ahorrativa del miedo.
Las protestas son consideradas en esta lógica como una forma de exceso. Los ciudadanos que denuncian a los políticos responsables de un empobrecimiento generalizado al servicio de los poderes financieros son exhibidos como derrochadores del espíritu democrático, gentes cercanas al nazismo, al crimen organizado, a la banda terrorista ETA. La extensión calculada del miedo y la criminalización de las víctimas, armas principales del ideario político actual del Gobierno, suponen la aplicación de la dinámica económica del ahorro y el exceso a los sentimientos de los ciudadanos. Pero siempre queda la posibilidad de romper la hucha con forma de cerdito y salir a la calle a comprar un poco de soberanía.

Del arquetipo Thatcher al modelo Ada Colau


Jose Luis Bonilla
Antropólogo

No hay nada tan certero como el fallecimiento de un exlíder internacional para palpar el inconsciente colectivo y el trasfondo de lo que esconden tanto los panegíricos como  los ajustes de cuentas. Coinciden en estos días los decesos de Hugo Chávez y Margaret Thatcher con la publicación de la biografía de Carrillo por Paul Preston, al poco de su muerte.
Figuras aparentemente no comparables, salvo en el pequeño detalle de  que nos invitan a tirar de memoria para recordar unos tiempos marcados por otro aroma que poco o nada tiene que ver con nuestro presente. Si bien el de Chávez es un olor a tiempos recientes y el de Santiago Carrillo nos traslada al imaginario de  rudeza y lejía de los años treinta y cuarenta, el aroma a cardado de Thatcher nos sitúa ni demasiado lejos ni excesivamente cerca como para que afloren los luminosos contrastes entre lo que admirábamos entonces y en lo que se han convertido aquellas adhesiones a nuestros lideres de los ochenta y por tanto las transparentes contradicciones entre lo que eramos y ya no somos, lo que creiamos y ya no creemos y sobre todo lo que nos obstinamos en seguir creyendo a pesar de las evidencias en sentido opuesto.
Porque por encima de consideraciones del tipo de si hoy en día existen líderes políticos como los de entonces, si la Thatcher puso las semillas del desmadre financiero o  si Merkel  es la Thatcher de nuestro tiempo, lo realmente magnífico del asunto es ver cómo quedamos retratados en la concepción que venimos arrastrando sobre la pasión egocéntrica de ejercer el liderazgo, un paisaje en el que se formaron nuestras aspiraciones y que asoma por poner un ejemplo en Esperanza Aguirre, nuestra Iron lady local, cuando en una entrevista en noviembre del año pasado comenta la envidia sana que le produce la ceremonia de la jura de proclamación de Obama, o en esos comentaristas que en periodo post electoral hacen quinielas sobre quienes serán elegidos por el líder para ministro, con la misma ilusión devocional con que de niños esperaban a los reyes magos y otorgando el énfasis emocional al ejercicio del poder desde arriba, más que a la propia elección democrática.
El problema con estos arranques devocionales a los lideres, es que delatan un cierto querer ser eso que admiramos y eso produce ambivalencias de amor-odio que han terminado arruinando la vigencia de esos liderazgos, arrasando de tal forma al lider, que a menudo se han sobrepasado las fobias hasta el punto del trato más injusto y el saldo culposo. ¿Veremos, ya puestos, algún día por parte de Pedro J. Ramirez una loa a Felipe González, similar al rectificado reciente hacia Adolfo Suárez?
No es fácil ver desde dentro estas creencias cuando vivimos impregnados en ellas, como es difícil ver las burbujas cuando se está en su interior. El propio Felipe González acaba de declarar su pesimismo ante la desaparición de las “elites de referencia” institucionales, y es ahora por tanto cuando vemos como se esta modificando la “carga emocional” con que percibimos a quienes nos representan.
Pero podría no ser tan dramático como lo vive González y tantos otros que se empeñan en comparar a Van Rompuy con Jacques Delors o a Hollande con Mitterrand.
Pudiéramos estar asistiendo a una fuerte democratización de los liderazgos, que tal vez no sea tan súbita como parece y que vendría arrastrándose desde los albores del tránsito de formas más absolutistas a formas de mayor consenso y participación, donde los estilos de Churchill, Perón o De Gaulle (o el mismo Fraga), dejaron paso a los Gonzalez, Delors, Mitterrand y la propia Thatcher.
Pero el siguiente paso puede que sea para muchos un salto mortal, sin red, un salto hacia una democracia profunda, donde tal vez se inscribe la demanda de los socialistas gallegos por las primarias y tantos recientes clamores contra las cúpulas, con líderes de periodos cortos, que se manifiesten más como portavoces que como conductores y seductores y por lo tanto completamente fiables e insobornables  por su escasa dosis de egocentrismo.
¿No puede ser Ada Colau, precisamente ese nuevo tipo de líder que mientras participa con su colectivo ejerce de portavoz? A veces da la impresión de que si pudiera elegir, elegiría un poco menos de protagonismo y sin embargo quienes tienen dificultades para dar ese salto se empeñan en sospechar en ella todo tipo de ocultos poderes, como si fuera ella quien comiera el coco a los miembros de la PAH.
Siguen tiñendo la realidad de hoy con esquemas de otras épocas y no ven que en cuestión de liderazgos estamos ya muy lejos de la Thatcher y mucho más lejos de La Pasionaria y nos hallamos mucho más cerca del mandar obedeciendo.
Mencionaba en una de sus últimas columnas, Vicente Verdú, el fenómeno de la creatividad grupal, estudiado por el antropólogo Ian Condry en su trabajo Soul of Anime, que muestra la energía de las sinergias emergentes de lo compartido como mucho más potentes que la decadente energía de la competitividad. Tan difícil como le resultó a los movimientos cooperativos sobrevivir a un medio ambiente que privilegiaba el individualismo, le resultará a los proyectos competitivos y a quienes lideren con ese esquema mental, subsistir en un contexto social de fuerte participación compartida.
Si a esa interacción grupal de alta creatividad que vemos en las nuevas generaciones le añadimos lo escarmentados que estamos de elegir lideres que luego son cooptados cuando no directamente comprados, no hará falta seguir cuestionando el empeño que tuvo el 15-M en no permitir que surgieran liderazgos y persistir en las durísimas asambleas, pese a su enorme dificultad y al colapso que se produjo.¡Que pocos han destacado este esfuerzo colosal frente a la insistente mención del aparente fracaso final!
Consideremos pues a Ada Colau como el mejor experimento desde el 15-M y el mejor intento de superar aquel colapso. En el mandar obedeciendo puede consistir el tipo de liderazgo adaptado a esas sinergias emergentes de lo compartido que instauren un modelo sostenido de abajo a arriba ( y no solo para elegir cada cuatro años quien va a gobernar de arriba a abajo) y ahí puede  estar el eslabón que sirva de punto y seguido del 15-M
Desistan de su enfermiza relación de amor-odio con Ada Colau
Solo está en su cabeza.

¿Cuántas preferentes tiene Rodrigo Rato?


¿Cuántas preferentes tiene Rodrigo Rato? ¿Y su familia? ¿Cuántas compraron los miembros del consejo de administración de Bankia, Novagalicia o CatalunyaCaixa? ¿Y el gobernador del Banco de España, invirtió él también parte de sus ahorros en preferentes? ¿Algún responsable de la CNMV teme hoy perder un 70% de su inversión? ¿Cuántos ministros y ex ministros, cuántos diputados del PSOE o del PP están atrapados en la trampa de las preferentes?
Lo pregunto porque, vistas las condiciones a que se vendían, con un tipo de interés tan alto y una promesa de seguridad absoluta, no entiendo cómo ninguno de ellos picó el anzuelo. Claro, que igual ni se las ofrecieron, pues eran productos reservados para clientes muy especiales, clientes “preferentes”: todos aquellos con la suficiente ignorancia financiera como para caer en una trampaasí.
Incluso podríamos bajar algún escalón más: los directores de oficina que comercializaron las preferentes a clientes que confiaban en ellos como antaño en el párroco, ¿cuántos invirtieron sus propios ahorros en un producto tan tentador? Sí, ya sé que tenían presiones, que las órdenes venían de arriba, y que el nivel de responsabilidad no es el mismo en un consejero delegado que en un jefe de sucursal. Además, en algunos casos ni los propios comerciales entendían bien lo que estaban vendiendo, y tampoco un director de oficina tiene por qué saber que su banco oculta pérdidas de miles de millones mientras presume de beneficios.
Pero viendo la manera en que fueron estafados ancianos analfabetos o enfermos mentales, algo tendrán que decir también quienes les pusieron el papel delante para que firmasen, quienes incluso llegaban a convertir una cartilla infantil en un producto basura o te sacaban los ahorros del plazo fijo para meterlos en preferentes sin avisar. De hecho, hay ya denuncias también contra directores, y muchos han sido trasladados de sucursal para no sufrir la ira de sus clientes tras dejar atrapados pueblos enteros.

Sí, ya me sé las respuestas a las preguntas anteriores: ninguno de los eslabones de esa larga cadena, desde el director de sucursal hasta el presidente del Banco de España pasando por la CNMV, el ministerio de Economía y los consejos de administración, tiene dinero atrapado en el corralito de las preferentes. Y es que todos sabían que no era un buen negocio, que era demasiado arriesgado meter dinero en un producto cuyo precio estaba hinchado y que te dejaba a merced de los bancos en un momento de grave crisis financiera global.
Quiero decir con esto que, para que la mayor estafa financiera en la historia de España haya sido posible, no basta con una mano negra que aprieta un botón; es necesaria la participación, la complicidad o la vista gorda de muchísima gente. Y la mayoría de ellos, si no todos, deberían estar a esta hora imputados en un macroproceso judicial que ya están tardando en abrir. Menos arbitraje ( favorable a las entidades) y más justicia.
Habrá quien quiera bajar un peldaño más en la escalera de responsabilidades, y culpar a los propios ahorradores, por no haber desconfiado de un producto que ofrecía rentabilidades tan altas y sobre los que la prensa económica mostraba dudas. Pero aparte de los engaños más evidentes, con los tenedores de preferentes pasa como con quienes firmaron una hipoteca abusiva: su pecado es haber creído que existían controles, leyes y autoridades que velaban por sus derechos, cuando resulta que la única ley vigente era la de la selva.

Anne Sexton unha pelexa desigual coa propia sombra.


IMITACIONES DEL AHOGAMIENTO

El miedo
a ahogarme,
el miedo a estar así de sola,
me mantuvo ocupada haciendo un trato
como si pudiera comprar
mi huida de todo esto
y funcionó durante dos años
y todo julio.
Este agosto empecé a soñar que me ahogaba. Mi agonía
seguía y seguía en un agua clara, blanca como estaño,
como la ginebra que me bebo cada día por las tardes.
Bajando por última vez, el último aliento sostenido en la afonía,
lucho con anguilas como cuerdas – es éter, es extraño,
y luego al fin se acaba. Ahora llegan los carroñeros, cobardes,
los rudos rastreadores que regresan a limpiar el fondo del mar.
Y la muerte, esa vieja carnicera, no volverá a molestar.

Yo
nunca había
tenido antes este sueño
salvo en dos ocasiones, cuando mis padres
se aferraban a balsas y se sentaban juntos a esperar la muerte,
congelados
como fotografías obscenas.

¿Quién escucha a los sueños? Sólo símbolos de algo,
como el dinero para el psiquiatra o el postizo de tu madre bien colocado,
el brazo que casi perdí en la calandria del aseo –valientes,
seguimos al miedo hasta su entraña, pulsamos viejas cuerdas.
Pero el ahogamiento de verdad es para otros. Demasiado
grande para acomodarlo en tu boca, te mete aguijones ardientes
en tu lengua y vómito en tu nariz mientras tus pulmones se desgarran.
Arrojada como un perro mojado por ese malabarista, mueres despierta.

El miedo,
un motor,
me bombea y da vueltas y vueltas
hasta que me desmayo lentamente
y la gente se ríe.
Me desmayo, una vieja ciclista
cuyas probabilidades se miden
en gráficos de actuario.

Este fin de semana los diarios venían de negro luto con los nuevos fallecidos
en las carreteras y en Boston el estrangulador encontró una nueva víctima
y estábamos en Truro bebiendo cerveza y firmando cheques.
Los otros montaban las olas, dirigiendo balsas como trineos.
Nadé – aunque la marea entraba como diez mil orgasmos.
Nadé – aunque las olas eran más altas que caballos de jeques.
Me encerraron en aquel armario, hasta que, mordiendo la puerta,
Me arrastraron fuera, goteando orina sobre al orilla arenosa y desierta.

¡Respira!
Y sabrás…
una hormiga en un cazo con chocolate,
hierve
y te rodea.
No hay noticias en el miedo
pero al final es el miedo
el que te ahoga.


QUERER MORIR
  
Me preguntas pero casi nunca puedo recordar.
Yo camino con mi ropa, impoluta de ese viaje.
Luego, el deseo casi innombrable vuelve.

Incluso entonces nada tengo contra esta vida.
Conozco bien las briznas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto bajo el sol.

Pero los suicidas tienen un lenguaje especial.
Como carpinteros, quieren conocer con qué herramientas.
No preguntarán por qué construir.

Me he afirmado dos veces con facilidad,
he poseído al enemigo, he comido al enemigo,
he aprendido su arte y magia.

De esta forma, densa y reflexiva,
más caliente que el aceite o el agua,
he descansado, baboseando por la boca de la máscara.

No pensaba en mi cuerpo ante la aguja.
Incluso había olvidado la córnea y aquellos restos de orina.
Los suicidas ya han traicionado al cuerpo.

Nacidos muertos, no se matan siempre,
pero deslumbrados, no olvidan una droga dulce,
tan dulce que hasta los chiquillos mirarían y sonreirían.

¡Toda esa vida escondida en tu lengua!-
eso, se convierte en pasión.
La muerte es un triste hueso; magullado, me dirías

y, no obstante, ella me espera, año a año,
para deshacer con sutileza una vieja herida,
para extraer mi aliento de su horrible cárcel.

Allí, en equilibrio, los suicidas se encuentran,
arrasando fruta, una luna hinchada,
dejando el pan que equivocaron por un beso,

dejando abierto el libro por descuido,
algo no hablado, el teléfono descolgado
y el amor, no importa lo que fuera, una infección.


UN HIMNO POCO COMPLICADO

es lo que quería escribir.
¡Existía esa canción!
Una canción para tus rodillas,
una canción para tus costillas,
esos árboles delicados que entierran tu corazón;
una canción para tu repisa de libros
donde veinte patos soplados a mano se sientan en una fila veneciana;
una canción para tus tacones altos de vestir,
tu patinete rojo fuego,
tus veinte dedos sucios,
el punto de aguja que empiezas
y nunca logras acabar;
tus cuadros pintados a la témpera,
todos los ángeles gesticulando,
una canción para tu risa
que sigue blandiendo una cuchara en mi sueño.

Incluso una canción para tu noche
como en la ola de calor del verano pasado
cuando la fiebre te llegó a 40 durante dos semanas,
cuando dormías, la cabeza en el umbral de la ventana,
los labios tan secos como viejas gomas de borrar, tu sed
brillante y profunda mientras te daba agua en cucharadas,
tus ojos cerrados a los bichos de verano que te golpeaban,
los labios moviéndose, musitando,
enviando cartas a las estrellas.
Soñando, soñando,
tu cuerpo un barco,
goleado por tu vida y mi muerte.
Tus puños tensos como una pelota,
pequeño feto, pequeño caracol,
arrastrando una rabia, un resto de rabia
que no puedo deshacer.

Incluso una canción para tu vuelo
cuando caíste de la cabaña del árbol del vecino,
cuando pensaste que estabas caminando sobre un sólido aire azul,
pensaste, ¿por qué no?
y luego, simplemente dejaste atrás los tablones
y saltaste al polvo.

Oh pequeño Ícaro,
masticaste una nube, mordiste el sol
y llegaste dando vueltas abajo, la cabeza primero,
no al mar, sino fuerte
sobre la compacta y dura grava.
Caíste sobre tu ojo. Caíste sobre tu barbilla.
¡Qué moratón en el ojo! Te desvaneciste
y luego volviste a rastras a casa,
un personaje de cuento noqueado
en mis brazos.

Oh niña que cayó en el cuento,
te llamé Joy.
Por sí sola, esa es la canción de alguien.
Al porte nombre nombré
todas las cosas que eres…
excepto la zanja
donde te dejé una vez,
como una raíz vieja que no se sujetaría,
aquella zanja donde te dejé
mientras navegaba en la locura
sobre los edificios y bajo mi paraguas,
navegué durante tres años
así que la primera vela
y la segunda vela
y la tercera vela
se quemaron solas en tu tarta de cumpleaños.
Esa zanja que quiero olvidar tanto
y que tú tratas cada día de olvidar.

Incluso aquí en tu foto de colegio
cuando repetiste tercero,
atrapada en la necesidad de no crecer –
aquella pequeña prisión –
incluso aquí mantienes alzada la barrera
con una sonrisa que muere asustada
mientras oculta tu diente torcido.
Joy, te llamo
y sin embargo tus ojos justo aquí
con sus estores medio echados sobre las miras de rifle,
sobre tu enorme conocimiento,
sobre los pececillos azules que saltan adelante y atrás,
sobre calles distintas, habitaciones extrañas,
sillas de otras personas, comida de otras personas,
preguntas “¿Por qué me encerraron en el sótano?”

Y tengo palabras,
palabras que persiguen mis talones,
palabras a la venta podrías decir,
y tablas de multiplicar y caligrafía,
y te olvidas de enseñar a mis dedos
a hacer la cuna de gato o la escoba de bruja.
¡Sí! Tengo instrucciones antes de la cena
y abrazos después de la cena y todavía esos ojos –
lejoslejos,
pidiendo himnos…
sin culpa.

Y sólo puedo decir
que un himno poco difícil
es lo que quería escribir
y, sin embargo, sólo aparece tu nombre.
Existió esa canción,
pero está magullada.
No es mía.
Algún día saltarás a ella
como saltarás fuera de la inclinación de esta casa.
¡Será un festejo, un desfile, una fiesta!
Después volarás.
Realmente volarás.
Después tú, simplemente, tranquilamente,
harás tus propias piedras, tu propio plano de la casa,
tu propio sonido.

Quise escribir ese poema
con esas músicas, con guitarras sonando;
intenté, desde los bordes del sonido,
extraer esas hordas de ruido;
intenté en la rompiente
capturar la estrella de cada barco;
y al cerrar las manos
busqué sus casas
y sus silencios.
Encontré sólo una.

                  fuiste mía
                  y yo te presté.

Busco himnos poco difíciles
pero el amor no tiene ninguno.