xoves, 9 de maio de 2013

Fetos al poder


En el PP están estudiando una propuesta de ley para que los fetos mayores de tres meses tengan derecho al voto. En el seno del partido hay una fuerte oposición a este proyecto, principalmente por parte de un grupo más conservador que pretende ampliar la ley hasta más allá del momento de la concepción, amparando también a óvulos y espermatozoides. “Son millones de futuros españoles los que se desperdician en cada masturbación” dice una diputada del PP que prefiere no desvelar su identidad. “Yo no estoy muy segura de lo que es una masturbación, pero lo único que nos detiene por el momento es el temor de que los espermatozoides y los óvulos se apunten a las listas del paro. No sé yo si iba a hacer oficinas para tanta gente”.
Me he apresurado a dar noticia de esta gilipollez antes de que la realidad se me adelante. Hoy los políticos dicen imbecilidades a tal velocidad que el periodismo está desbordado. Antes había políticos que pensaban antes de hablar, ahora ni siquiera piensan después. El twitter va demasiado rápido como para ponerse a repasar el graduado escolar. Como columnista, muchas veces me siento impotente, me limito a repetir en tono festivo las fúnebres sandeces que improvisan los enterradores a quienes hemos elegido para salvarnos de la catástrofe. Por eso mi trabajo se parece cada vez más al del policía que saca la libreta y levanta el atestado de un accidente.
El accidente esta vez es una diputada por Segovia, Beatriz Escudero, que ha expectorado tres dislates en rápida sucesión. De menor a mayor son: que las mujeres que más abortan son las que menos formación tienen, que abortan más las mujeres asalariadas que las paradas, y que los proabortistas defienden antes los embriones de cefalópodos que los de seres humanos. Y no sólo se queda tan ancha la señora, sino que además se saca una estadística de la manga, al mejor estilo Toni Cantó, y pontifica: “Es un hecho”.
Esta fijación con el drama del aborto es absolutamente inexplicable en medio de un país hundido y medio destruido, con seis millones de parados, con cientos de miles de desesperados, con gente que se arroja por los balcones o que muere por falta de asistencia médica. Hay explicaciones, de acuerdo, pero entran en el terreno de la idiocia, de la psicopatía o de la simple y pura maldad. Podría ser, tal vez, una maniobra de distracción aunque para eso mejor un video erótico. No cabe sino pensar que Beatriz Escudero no hablaba en nombre de los católicos, ni de las mujeres asalariadas, ni siquiera de los cefalópodos, sino más bien en nombre de los fetos. Por lo visto en el PP segoviano no había nada mejor que esta buena mujer. Es muy posible que en las próximas elecciones propongan como candidato a un peñasco del acueducto o a un cochinillo al horno.

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