martes, 26 de maio de 2015

Adiós a la democracia bisexual

Ya no será lo mismo,aunque no haya sido lo que se profetizó. La forma de hacer política en España ya no será la misma de los últimos 25 años, aunque no será la que nos habían profetizado.

Desde hoy, gobernar significa pactar, hablar, dialogar. Hasta hoy, gobernar en España se había convertido en un pacto de bolsa que se turnaban amigablemente enemistados. Algo que en este país ya se conocía pues el dueto liberal/consevador fue pan de cada día. Nos falta memoria, pero en la Restauración de los Borbones, finales del XIX, con Canovas y Sagasta, España inventó el bipartidismo, que yo denomino turnismo pues se trató de turnos de poder, falsificando la democracia.
Con los mismos Borbones, tras la muerte del general Franco, la llamada Transición hizo fotocopia de antaño: misma Casa Real y alternancia de manejo de instituciones y de gobiernos entre derecha e izquierda. Solo que, un siglo después, en el XX, derechas e izquierdas europeas eran ya mayordomos y libreas del poder de la economía, auténticos mandatarios de las soberanías nacionales. El libreto ideológico de PP y PSOE se aproximó tanto que ambos servían a la perfección a la Bancocracia y la Fianciocracia. Cada uno se turnó en el papel de macho de hembra, en una especie de democracia bisexuada contra natura.
Esto era así. Y de este “esto era” se facilitó una corruptela sin precedentes (igual en la época de Canovas/Sagasta) en ambas partes del turnismo, de tal forma que el ladrón, al que era buscado por la justicia, se le daba amparo en Santo Lugar: es decir, en los partidos y en sus gobiernos de turno. Miren si no: nuestro Poder Judicial lo eligieron PP y PSOE para juzgar a los ladrones del PP y del PSOE. De esta forma, un juez que se atrevía a llevar un caso de corrupción podía terminar (caso Elpidio y Bankia) acusándole de delito y, en cualquier caso, el juez que instruía jamás juzgaba. Lo mandaban a otro lugar como ha sucedido con los jueves de los casos ERE (corrupción del PSOE) o de la trama Gurtel (corrupción del PP).
La brutal crisis económica, la erosión del estado de bienestar y el millonario desempleo generan una protesta de donde todo parte: el 15M en la madrileña Puerta del Sol, movimiento ciudadano al que PP y PSOE tratan de desbaratar policialmente. No toman nota, y de ahí surgen todas las reclamaciones que canalizan Podemos y hasta Ciudadanos. El pacto secreto de PP y PSOE para restaurar una vez la Monarquía de Borbones (cambio del padre por el hijo, el rey Felipe actual) es un más de lo mismo del turnismo, una nueva Restauración. Pero no calibraron que los tiempos eran otros. Toda la estrategia del miedo al neocomunismo de Podemos a través de encuestas interesadas del CIS, no han servido de mucho.
Una masa social joven urbana muy bien formada, las redes sociales que han sustituido a los medios de comunicación que los dos partidos dominan, han producido el cambio. Las grandes urbes, Barcelona, Madrid… marcan la pauta de una nueva política. La debacle del PP de un Mariano Rajoy al que le han cambiado el guión y no se sabe otro, se simboliza con el desastre de Esperanza Aguirre en Madrid y de la vicepresidente Cospedal en Extremadura. El PSOE matizó sus cifras al alza con un repentino cambio de imagen al aparecer Pedro Sánchez; algo es algo. Pero el número porcentual de votos de Podemos (teniendo en cuenta que sólo han podido presentarse en el 70% de los municipios) y de Ciudadanos, habla de una nueva forma de hacer política. Quizá de una nueva Transición.

Una refundación de la democracia. Quién sabe hasta las elecciones generales. Yo creo que los pactos, que son vitales, van a hacerse caso a caso y mirados con lupa pues ya se ha simplificado un nuevo turnismo, un nuevo bipartidismo. Esa tendencia española a la bisexualidad, en país de tanto macho, es sospechosa. Podemos con PSOE y Ciudadanos con PP. Si ha de ser así, que no sea de la misma forma de antes, un amiguismo para poner al ladrón a refugio en Santo Lugar. Mucho me temo que nos situamos ante un problema nuevo: los nuevos partidos han de decidir entre ayudar a la gobernabilidad con sus pactos o dilatar su postura hasta las generales, para no señalarse hacia PP o hacia PSOE. A sus votantes no les haría gracia. Esta es la cuestión de las próximas semanas.
Esta es la baza que aún les queda por jugar a PP y a PSOE de cara a las elecciones generales. El mensaje de ingobernabilidad a causa de los nuevos políticos. La falta de responsabilidad de los alevines de la democracia. También puede suceder que pacten, que gobiernen y que, además, lo hagan estupendamente. Este será el ombligo de la nueva fase política que nos toca vivir. Y la prueba definitiva del talento de las gentes de Podemos y de Ciudadanos.
Carlos Ruiz Villasuso | Elespectador.com

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