xoves, 22 de outubro de 2015

Pantallas y escaños

En las Cortes se enfrentan los paladines de los partidos que ya están dentro, en el programa de Jordi Évole los que quieren entrar
Suso de Toro
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Un momento del debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias en Salvados.
Un momento del debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias en Salvados.
En las Cortes, ese anfiteatro con repujados, dorados y una atmósfera tan espesa y burocrática, se representa estos días la política española, pero una parte parece que transcurre fuera, hace unos días hubo espectáculo en la televisión: dos políticos que no están en el parlamento. En las Cortes se enfrentan los paladines de los partidos que ya están dentro, en el programa de Jordi Évole los que quieren entrar.
Dos lugares para hacer política, ¿o es el mismo? Al cabo también los portavoces parlamentarios hablan para las cámaras, es normal desde que existe televisión y es en la televisión donde se hace la política. El programa de "la 6" tuvo mucha audiencia pero también la tienen todos los informativos, sumados uno tras de otro, de todas las cadenas donde se resume el enfrentamiento parlamentario. No se sabe que da o quita más votos.
El formato del debate en Salvados era muy arriesgado para los dos candidatos presentes, bajo la apariencia tranquila y doméstica de un café de barrio en día de semana ocultaba una situación tensa y, casi, cruel. De hecho, de allí uno salió herido.
Rivera es un político de buen porte, bello y joven, pero es un político no solo ambicioso sino también curtido. Cuando vio que en Catalunya ser del PP tenía poco recorrido y muchos obstáculos para hacer carrera montó su propio chiringuito, con constancia vendió su mercancía y no solo se hizo un hueco sino que le arrebató al PP la bandera de la derecha españolista allí (Que Catalunya es un espacio aparte lo prueba que hasta el españolismo genera allí su propio partido, ya lo sabía Lerroux.)
Un verdadero "hombre hecho a si mismo". El aspirante que tenía en frente el candidato de Podemos se fajó durante años en el parlamento catalán, en los salones y en las calles. Tuvo tiempo no solo de ir afinando un discurso sino también un programa electoral, y en los últimos tiempos está vitaminado con muchas ayudas y poderosos medios. Quienes apoyaban antes a Rosa Díez, el españolismo vasco, apoyan ahora a Rivera, la derecha españolista de origen catalán. Y una parte de quienes apoyaron antes al PP, también. Y, con todo eso detrás, se presentó en el programa como un verdadero aspirante a Presidente de Gobierno. Como en el anuncio de compresas, "se siente seguro".
Me parece que si le ponen delante en ese momento a Rajoy o Sánchez les sacude duro también. O toma "Red Bull", algo o solo gasta gimnasio y autoconfianza pero es un candidato feroz. También que esa agresividad lo hace muy vulnerable, a un púgil que depende de mantener el dominio escénico un solo golpe del contrario bien dado lo puede dejar noqueado. Pero el otro día encajó bien los golpes que le lanzó tanto el presentador como el candidato Iglesias cuando pudo reaccionar.
El programa resultó fatal para Iglesias, si Rivera parecía un candidato a Presidente, Iglesias parecía un candidato a representar a una generación de jóvenes universitarios con preocupación social. Frente al enérgico Rivera pareció débil y un poco triste. Evidenció debilidad y dejó entrever debilidades políticas más profundas.
En el escenario decimonónico de las Cortes se representaba, ya muy desvanecida, la confrontación derecha e izquierda. En el café barcelonés, dos contendientes que quieren representar "lo nuevo frente a lo viejo" o "los de abajo contra los de arriba". En las Cortes unos señores hablaron catalán y les riñeron, en el café de Nou Barris, no. Es todo muy confuso por ahora y el resultado electoral probablemente también lo será. No hay gallo de corral, ni falta que hace. Pero hay el presidente tristísimo de un partido corrupto, el político joven y ambicioso que desdibuja a su partido, dos jóvenes que dicen no ser de derecha o izquierda, hay catalanes, vascos, algunos otros…Si solo fuese un espectáculo sería divertido.

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