luns, 11 de abril de 2016

El Papa se divorcia

Aníbal Malvar
http://www.publico.es/


La modernidad era esto. Una portada de periódico puede ser más indicativa que una encuesta del CIS para saber quiénes, y sobre todo cómo, somos. Dos titulares de El Mundo de hoy. El primero, un delirio sobre otro de los infinitos síntomas de nuestra peculiar neobonanza económica: La actividad de los vertederos se dispara por la recuperación del consumo. El segundo, puro vintage inquisitorial: El Papa pide a la Iglesia que acoja a los divorciados.

El asunto de los vertederos es fascinante: “La recuperación económica no se ilustra solo en la riqueza que es capaz de crear, sino también en los residuos que genera […]. Los vertederos españoles […] han elevado su producción en los últimos meses a tasas de crecimiento superiores al 5%”, escribe el periodista Víctor Martínez. Hartos del Ibex 35 y de nuestros emprendedores panameños como indicadores económicos, nos vamos a buscar nuestra esperanza revolviendo en los basureros. Gracias al gobierno de Mariano Rajoy (casi se lee), los españoles generamos más basura, quizá incluso somos una de las potencias mundiales en producción de porquería, nos sobra mierda, y no la exportamos por no presumir. Buenos somos los españoles.


Lo de la Iglesia, con la cual volvemos a topar, me hace sentirme joven. Como si mi infancia aun no hubiera salido del franquismo. No sé qué diría El Mundo si Nicolás Maduro discriminara a los divorciados, como hace el Vaticano. Ahora Francisco se ha puesto hipermoderno con su exhortación Amoris Laetitia –la alegría del amor, manda cojones–, y dota a los sacerdotes de autoridad para readmitir en los sacramentos a los divorciados, a las parejas civiles y a las coyundas de hecho. Bienvenidos al siglo XIX. Dentro de poco, la Iglesia va a dar derecho a las mujeres a guardar una copia de la llave del cinturón de castidad, lo que ya supondrá casi un desparrame moral de consecuencias impredecibles y, sin duda, nefandas. Va a haber que incluir el incienso en la lista de sustancias estupefacientes perseguidas por la Interpol, pues si no lo hacemos este Papa yonki cualquier día se excede de pasote y acaba rehabilitando aGalileo, o cuestionando que la virgen fuera preñada por un arcangélico palomo. Bienvenidos al siglo XVIII.

A El Mundo esta revisión de los derechos del alma de los divorciados y las parejas de hecho le parece casi revolucionaria. Y hasta lleva el asunto a su segundo editorial, titulando con entusiasmo dadaísta que es un Valiente gesto del Papa hacia las ‘nuevas’ familias. Ha apuntado Francisco, con peligrosa modernidad, que “no es posible decir que todos los que se encuentren en una situación irregular viven en pecado mortal ni nadie puede ser condenado para siempre”. Pero nos aclara El Mundo que no todo va a ser desbrague y lubricidad: “El Papa no se pronuncia claramente sobre la posibilidad de que los divorciados puedan comulgar, una de las cuestiones más espinosas”. Es un tema que a mí me desvela desde niño, como supongo que le sucederá a la mayor parte de los españoles de bien. Bienvenidos al siglo XVII.

Los debates intelectuales que despierta este Papa en nuestros medios laicos son de enorme enjundia y musculatura neuronal. La Iglesia siempre camina un paso adelante de la filosofía, anclada entre el atapuerquismo marxista y la eterna duda posmoderna. Bienvenidos al siglo XVI.

La Iglesia nos permite escribir sin sonrojo que no todos los divorciados irán obligatoriamente al infierno, con Pedro Botero y su aroma a alcrebite. E, incluso, mantener fuera del manicomio a un ministro que dice ir acompañado de un ángel de la guarda llamado Marcelo. Bienvenidos al siglo XV, al XIV, al X con el modernísimo y divorciable papa Francisco. No sé si no nos estaremos precipitando.


Venezuela y Podemos

Con recurrencia goebbelsiana, ABC continúa cantinelando sobre la financiación ilegal de Podemos, que se remonta, además, a cuando Podemos no existía. Este martes, mantenía embargada su portada hasta bien entrada la madrugada para anunciarnos que Venezuela pagó 7 millones para impulsar cambios políticos en España. En absoluto se acuerda el lenguaraz diario de informar a sus lectores de que esta exclusiva es vieja, de que los tribunales ya han archivado dos denuncias sobre esta divertida financiación ilegal de un partido que aun no se había creado. Pero el miedo y el asco, como la fe, son libres.

Para no ser menos, al día siguiente La Razón nos cuenta que La UDEF investiga si Qatar también financió a Podemos con dinero opaco. Lo que más admiro del titular es ese también. Que se aclara cuando uno lee en el subtítulo que “además de Venezuela e Irán, se sigue el rastro por los regímenes del Golfo Pérsico”. Crece la bola. En su acepción más castiza. RAE: bola (7): mentira, rumor falso o infundio, generalmente con fines políticos o de otro género. Mañana leeremos que la UDEF regristra la vespa de Juan Carlos Monedero en busca de misiles tierra-aire. Y nos quedaremos tan de derechas y tan panchos.

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