luns, 20 de novembro de 2017

Con b de bufón y con h de hijoputa


El bufón era precisamente el individuo que en las cortes medievales se atrevía a decirle al rey la verdad a la cara
  • «Gabriel Rufián es uno de esos jóvenes que ha llevado al Congreso una forma de hacer política que algunos tachan de callejera y otros de barriobajera».

  • «Lo que fastidia especialmente de Rufián es la intrusión de un discurso intempestivo, fuera de lugar en la sacrosanta dignidad de una cámara parlamentaria».

  • «”Rajoy es un tío con complejo e hijo de puta del que no te puedes fiar y que quiere superar a Franco en la presidencia del Gobierno”, decía Ignacio González».

DAVID TORRES
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Gabriel Rufián cuando mostró las esposas en el Congreso de los Diputados. / Efe

Esta última semana el foco del independentismo catalán se ha trasladado de Bélgica a España y de Cataluña a Madrid, con una actuación casi circense del diputado de ERC, Gabriel Rufiánun hombre que hace las delicias de tirios y troyanos. Rufián, cuyo vistoso apellido ha sido blanco de ingeniosos comentarios, es uno de esos jóvenes que ha llevado al Congreso una forma de hacer política que algunos tachan de callejera y otros de barriobajera. Un día sacó una impresora para demostrar lo fácil que era hacerse con una papeleta electoral y el miércoles exhibió unas esposas que lo mismo podían servirle a él cualquier día de éstos que al presidente del Gobierno en un futuro próximo.
Esta última insinuación ha escandalizado a buena parte de la caverna ilustrada e incluso a más de un comentarista despistado que ignoraba a estas alturas el arsenal de recursos cómicos de Rufián. Lo han motejado, con involuntaria puntería, de bufón, ignorando que el bufón era precisamente el individuo que en las cortes medievales se atrevía a decirle al rey la verdad a la cara. De Falstaff a Rigoletto, el bufón ha dejado al descubierto las miserias y desvergüenzas del poder. Medio payaso, medio tonto, agita la campanilla, suelta una pedorreta y su palabrería pone patas arriba todo el tinglado. Boris Godunov, la obra maestra de Musórgski y la ópera favorita de Stalin, tiene una escena que muestra la potencia reveladora del yurodivi, ese santo loco que es una figura esencial del folklore ruso. El zar Boris le da una limosna y el yurodivi, agradecido, le pide que mate a unos canallas que lo maltrataron igual que Boris mató al pequeño zarevich en la cuna. Cuando la guardia avanza para cortarle el cuello, el zar los detiene con un gesto y les ordena que lo dejen en paz.
Lo que fastidia especialmente en las intervenciones de Rufián es la intrusión de un discurso intempestivo, fuera de lugar en la sacrosanta dignidad de una cámara parlamentaria. Es un lenguaje que no se puede usar en público, y mucho menos en el Congreso de los Diputados, a la luz de los taquígrafos. Sin ir más lejos, esta misma semana ha salido publicada en los medios una conversación privada entre Ignacio González y Eduardo Zaplana en la que el ex presidente de la Comunidad de Madrid hablaba de Esperanza Aguirre en estos términos: “Yo no sé si es una hija de puta o es que ha perdido la cabeza hace tiempo, pero lo único que te trae ya son problemas”. No era la única que se merecía el calificativo, ya que también el presidente del Gobierno estaba incluido en el lote: “Era igual que Rajoy, un tío con complejo e hijo de puta del que no te puedes fiar y que quiere superar a Franco en la presidencia del Gobierno”. Al contrario que Rufián, que habla de oídas, González los conoce a ambos de primera mano. No obstante, hay ciertas dudas sobre si ese Rajoy es el mismo ‘M. Rajoy’ que aparece en los papeles de Bárcenas o el otro M. Rajoy, el humorista.

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